Artículo de opinión de Donaciano Dujo Caminero, presidente de ASAJA Castilla y León
Todos hemos visto muy a menudo en la televisión esas imágenes del Congreso de los Diputados y del Senado, con los sillones de los escaños vacíos o medio vacíos. E incluso, cuando están llenos, nos ha dado la sensación de que las personas que allí se encuentran prestan poca atención a las que suben a la tribuna para exponer las propuestas de los grupos políticos. Tenemos también conocimiento, por los medios de comunicación, de que algún diputado o parlamentario no aparece por el hemiciclo durante toda su legislatura. Y nos queda constancia de que esos señores cobran un buen sueldo, trabajen o no trabajen, acudan o no, atiendan o no, sueldo éste que pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos. Desde luego, nada comparable –al menos por el momento– con la situación del sector agrícola y ganadero.
Y matizo “por el momento” porque estos políticos que cobran y no trabajan han dado rienda suelta y posibilidades de ejecución a un comisario de Agricultura, llamado Franz Fischler. El austriaco ha concebido para el sector agrícola y ganadero de España y de Castilla y León un modelo similar al político. Europa quiere pagarnos sin que tengamos la obligación de trabajar, una medida que parece un desprecio para los profesionales del campo, gente honrada que año tras año ha luchado por modernizar y mejorar sus explotaciones para hacerlas rentables. Estas noticias han sembrado la desilusión en el sector. Estamos preocupados por nuestro futuro y son muchas las preguntas que nos surgen, preguntas que nadie responde, sobre el camino que tomará a partir de ahora la agricultura y la ganadería, tal y como hoy lo entendemos.
ASAJA, como organización profesional agraria, no puede admitir que los precios de venta de nuestros productos se vayan reduciendo hasta un umbral inferior al de los costes de producción. Ni que, ante la falta de rentabilidad, puedan verse desmanteladas las infraestructuras realizadas en los últimos años, en puntos como la deshidratación de forrajes, los nuevos regadíos, las alternativas a los cultivos tradicionales, la modernización de explotaciones ganaderas de ovino y vacuno, etcétera.
Esos legítimos pagos compensatorios, que nacieron para compensar la bajada de precios de productos agrícolas, se van a ver reducidos por una modulación injusta y antisocial, que a los únicos que va a penalizar es a los verdaderos profesionales de la agricultura, los que hasta el día de hoy trabajamos nuestras explotaciones. Desde luego, de todas las medidas propuestas en la reforma de la PAC, es la única que no nos ha pillado por sorpresa, puesto que en los últimos años ya se han encargado las organizaciones Coag y Upa de vendernos este impuesto, que amenaza con esquilmar al sector, como la panacea del campo de Castilla y León. Desde ASAJA hemos tenido claro que conseguir cuatro votos más para las elecciones a cámaras agrarias no podía ser motivo suficiente para entregarse a demagogias que ahora pasan factura.
Dentro de las propuestas de Fischler, una de las más negativas para Castilla y León es el desacoplamiento de las ayudas con la producción. Los esfuerzos que el campo regional ha hecho por mejorar tanto la cantidad como la calidad de la producción de sus explotaciones agrícolas y ganaderas, se van a ver reducidos a la nada, puesto que ahora se quiere dar un pago compensatorio que en nada tenga en cuenta la productividad del sector. Es muy posible que a partir de ahora aquellos solicitantes de PAC que no son profesionales de la agricultura se limiten a cobrar ese pago sin ejercer más la actividad agraria, estrangulando de ese modo la entrada de jóvenes al sector, e impidiendo el redimensionamiento de las explotaciones de aquellos profesionales que están verdaderamente trabajando en la agricultura y ganadería.
En lo único que han hecho especial hincapié los padres de esta vergonzosa reforma, es en poner las máximas trabas burocráticas para que el papeleo siga funcionando y no se queden sin trabajo aquellos que, de una u otra manera, quieren engañarnos y desvirtuar el sentido de nuestro trabajo, el campo y la ganadería.
Si, como pretenden, a partir de ahora los agricultores no vamos a tener que trabajar nuestras explotaciones para cobrar, “disfrutaremos” del mismo modelo que los políticos: sólo hay que trabajar cuatro días en elecciones para encontrar un sillón fijo y un buen sueldo. Desde ASAJA y como presidente de ASAJA de Castilla y León, lo que recomiendo a los políticos es que dejen sus puestos a los agricultores y ganaderos, ya que ya no vamos a tener que madrugar para atender a los animales ni montarnos en el tractor. Al menos así esta sociedad tendrá que sufragar a través de los impuestos un único sueldo. Y además, como nosotros no estamos acostumbrados a perder nuestro tiempo, seguro que honraremos el escaño o el sillón con nuestro trabajo, cosa que hasta ahora muchos políticos no han hecho.
Asaja CyL