El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Miguel Arias, presente en la Reunión Informal de Ministros de Agricultura de la UE, que se celebra en Taormina (Sicilia), ha destacado durante la sesión de trabajo celebrada hoy la necesidad de reforzar las negociaciones comerciales con nuestros interlocutores internacionales, así como impulsar las actuaciones orientadas resolver los problemas de la población agraria y del desarrollo rural a escala mundial.
Según el ministro Arias, debe existir una voluntad decidida de trabajo, llevando en paralelo todos los campos de actuación, desde el de la cooperación al desarrollo, hasta el de la apertura de los mercados. Por esa razón, se debe hacer un importante esfuerzo de diálogo, que debe empezar en el seno de la Unión Europea.
El texto de la intervención del ministro Arias Cañete es el siguiente:
INTERVENCIÓN DEL MINISTRO DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACIÓN EN LA REUNIÓN INFORMAL DEL CONSEJO DE LA UNIÓN EUROPEA SOBRE «LA UE Y LOS PAISES EN DESARROLLO DESPUÉS DE CANCÚN: OBJETIVOS COMUNES PARA LAS POLÍTICAS AGRARIAS, LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y EL DESARROLLO RURAL».
Agradezco y felicito sinceramente a la Presidencia italiana por la elección que ha hecho del tema de esta reunión informal del Consejo.
La cuestión era de gran interés en el supuesto de que las negociaciones de Cancún se hubieran desarrollado y terminado satisfactoriamente, pero es todavía más oportuna después de que el resultado de la Conferencia nos obligue a reforzar las negociaciones comerciales con nuestros interloculores internacionales.
Antes de entrar en el fondo de la cuestión, permítanme también un agradecimiento personal por la referencia a mi ilustre paisano Lucio Junio Moderato Columela. La lectura y relectura en numerosas ocasiones de su obra sobre «Los doce libros de la agricultura», me ha permitido comprobar con placer cómo, en la agricultura europea y mediterránea, se mantiene después de veinte siglos, el «arte» de hacer agricultura, con técnica y profesionalidad, pero también con cariño y pasión.
LAS CUESTIONES PLANTEADAS.
2.
El documento de la Presidencia tiene, además, la virtud de obligarnos a hacer una reflexión en profundidad sobre algunos de los elementos básicos de la política agraria y de las relaciones comerciales internacionales. Además, el fracaso de Cancún confiere carácter de urgencia a este replanteamiento de la situación. Sin pretender ser exhaustivo, voy a hacer algunas consideraciones sobre los siguientes temas suscitados por la Presidencia.
El modelo europeo de agricultura.
Los valores compartidos con la agricultura de muchos países en desarrollo.
La cooperación para el desarrollo en materia de agricultura y alimentación.
Las alternativas en el acceso a los mercados.
f)
El modelo europeo de agricultura.
Respecto al modelo europeo de agricultura, especialmente después de la Agenda 2000 y la última reforma del Consejo de Luxemburgo del pasado mes de julio, creo que hay que destacar, tal como se recoge en el documento de la Presidencia, la apuesta clara por una política de calidad, selectiva en cuanto a las indicaciones geográficas y métodos particulares de producción y elaboración; una presencia y política activa de los agricultores en el territorio para conservar y mantener el medio ambiente y el paisaje, así como para articular el desarrollo en el medio rural.
Además, existe la vocación de contribuir de forma notable a la alimentación de la población de la Comunidad, organizada, en cierta medida, en mercados regionales; para ello, y para mantener el propio nivel de actividad que exige la ocupación del territorio, es necesario desarrollar una agricultura competitiva en productos que concurran con los de importación.
Los valores compartidos con la agricultura de muchos países en desarrollo.
El documento de la Presidencia refleja un conjunto de preocupaciones comunes de nuestro modelo de agricultura y el de muchos países en desarrollo, cuestión que ha ya había sido puesta de manifiesto a través de las distintas Conferencias Internacionales promovidas por el Grupo de Amigos de la Multifuncionalidad. La seguridad y un cierto grado de autosuficiencia alimentarias; la dependencia de la agricultura y de la alimentación de la población de algunos productos vulnerables a las importaciones; el desarrollo rural; la cultura que garantiza la transmisión de las tradiciones y el mantenimiento de los signos de identidad de los pueblos, etc., son planteamientos y problemas comunes con los de la agricultura europea.
Además, en términos de posibilidad de exportación de productos agrarios y alimenticios, los países en desarrollo pueden y deben realizar un esfuerzo para conectar con las sensibilidades y preocupaciones de los consumidores de los países desarrolladas, en cuanto a calidad del producto, métodos particulares de elaboración o características distintivas, enlazando también con la seguridad alimentaria que, a través de la trazabilidad, cada vez se va a ir imponiendo más en los mercados internacionales.
La cooperación para el desarrollo en materia de agricultura y alimentación.
El análisis que hace el documento de la Presidencia recupera también un elemento básico de la lucha contra el hambre y la ayuda al desarrollo, cual es el de la cooperación a través de programas que tengan claramente definidos sus objetivos y su instrumentación en aras a incrementar la producción local que garantice la alimentación de la población, a facilitar su comercialización e industrialización y, en su caso, exportación.
No solamente en los Países Menos Avanzados (PMA) para luchar contra el hambre, sino también en muchos países en desarrollo, es conveniente y necesario realizar programas de este tipo, que con una concepción autóctona favorezcan el desarrollo de la agricultura y del tejido rural para mejorar las condiciones de vida de la totalidad de la población.
La FAO, con grandes limitaciones de medios, ha hecho actuaciones notables a este respecto. Desde la UE y desde los Estados Miembros, se debería apoyar y reforzar la cooperación para el desarrollo desde un punto de vista agrario y del medio rural.
Las alternativas en el acceso a los mercados.
b)
En el tema de acceso a los mercados hay también alternativas que pueden y deben desarrollarse, en la línea de la política tradicional de la Unión Europea al respecto o en el concepto más amplio (pero inconcreto) de «trato especial y diferenciado» que se deriva de los compromisos en la OMC.
La Unión Europea ha hecho esfuerzos notables. Nadie ha adoptado unilateralmente una iniciativa tan importante como el programa «Todo menos armas» (EBA) para los Países Menos Avanzados (PMA). Las concesiones en el marco del Sistemas de Preferencias Generalizadas (SPG) son también considerables y entre ellas las derivadas de la lucha contra la droga. Los países de Africa, Caribe y Pacífico (ACP) reflejados en el último convenio de Cotonú, tienen tradicionalmente un esquema de acceso preferencial a los mercados europeos de productos agrarios de enorme significación, como es el caso del azúcar. La UE establece también esquemas de integración aduanera o de acceso preferencial en acuerdos con países y zonas geográficas, como son los acuerdos euromediterráneos.
En la última reunión del G-8 de Evian, hubo iniciativas europeas interesantes para los países de Africa Subsahariana. La oferta comunitaria en las negociaciones de la OMC tenía y tiene una extraordinaria originalidad y sensibilidad en los temas de acceso al mercado respecto a los PMA y a los países en desarrollo.
El documento de la Presidencia sugiere también actuaciones singulares para establecer un cierto partenariado en la comercialización y exportación hacia la Unión Europea de productos agrarios específicos de alta calidad.
LAS CUESTIONES PENDIENTES.
2.
Del análisis realizado se desprende también que el comercio no es la panacea de todos los problemas. Como dice el documento de la Presidencia, el comercio es una fuente generadora de riqueza, pero no garantiza un reparto equitativo y justo de la misma, ni entre países, ni entre categorías de ciudadanos.
Parece evidente, por el contrario, que entre las políticas agrarias y actuaciones exteriores de la Unión Europea y los países en desarrollo, hay un conjunto de zonas comunes, e incluso de sinergias, que es necesario desarrollar para contribuir a resolver los problemas de la población agraria y del desarrollo rural, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo y en los PMA. Ello implica una voluntad decidida de trabajo, con mutua consideración y lealtad, llevando en paralelo todos los campos de actuación, desde el de la cooperación al desarrollo, hasta el de apertura de los mercados.
Creo que este Consejo debería ser un punto de partida y referencia para la iniciación de actuaciones a este respecto.
En otro orden de ideas, pero relacionado con lo anterior, una de las lecciones que debemos sacar de la pasada reunión de la Conferencia Ministerial de Cancún, es la necesidad de hacer un importante esfuerzo de diálogo para explicar nuestras propias convicciones.
En primer lugar, este esfuerzo debe realizarse dentro de la Unión Europea. Muchos de los análisis de los expertos económicos de la prensa y medios de comunicación o los posicionamientos de algunas ONG, tendrían una formulación distinta si hubiésemos sido capaces de explicarles nuestro punto de vista y nuestro análisis al respecto.
Otro tanto sucede en el contexto internacional con muchos países en desarrollo. En la Conferencia de Cancún hemos sido testigos de la incorporación de algunos países en desarrollo a grupos o a posiciones que más que defender sus propios intereses, parecían pretender atacar a los nuestros o defender los de terceros.
Durante el pasado semestre hemos sido testigos de la capacidad de la Comisión para desarrollar campañas de imagen para exponer a la opinión pública y a los medios de comunicación su posición sobre la Reforma de la PAC. Creo que podemos pedir a la Comisión la continuidad de este esfuerzo para explicar por lo menos dentro de la Unión Europea nuestros criterios en los temas de las negociaciones de la OMC. Posteriormente, quizás sea necesario retomar los contactos con los países en desarrollo para explicar nuestra posición, e incluso las nuevas ideas de colaboración surgidas de este Consejo y para tener con los mismos un diálogo franco, cordial y constructivo. Creo que el Consejo y los Estados Miembros apoyaríamos decididamente estas iniciativa.
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