Las proteínas de Bowman-Birck (BBI), son muy abundantes en la semilla de leguminosas como el guisante, el haba, las lentejas o la soja, y se caracterizan por tener mucha estabilidad y una elevada diversidad de formas. La importancia de estas moléculas radica en su capacidad para inhibir a determinadas enzimas del tipo proteasas (moléculas que en la digestión se encargan de degradar proteínas), algunas de las cuales, cumplen un papel importante en el desarrollo de procesos tumorales.
Las proteínas BBI han demostrado ejercer un efecto preventivo y/o terapéutico en el desarrollo de procesos tumorales tanto in vivo, mediante experimentos en cerdos, como in vitro, mediante el cultivo de células de colon humano. En la Estación Experimental del Zaidín se ha demostado la actividad anti-proliferativa de las proteínas Bowman-Birk mediante modelos celulares de colon y se ha comprobado que estas proteínas no ejercen efecto antiproliferativo en células humanas normales (no cancerígenas) de colon.
La idoneidad de estas proteínas para prevenir o hacer frente al cáncer de colon radica en que son capaces de llegar activas a dicha zona del tracto digestivo. El grupo de investigadores granadinos ha demostrado que las proteínas BBI resisten el proceso digestivo y que entre el 5-8 % llegan intactas al intestino grueso. Este hecho corrobora la enorme resistencia de las proteínas, que pueden ser catalogadas de indestructibles, puesto que sobreviven al extremo pH ácido del estómago, a la acción de las enzimas digestivas y a la acción de la microbiota intestinal. Aunque se ha trabajado con proteínas de diferentes tipos de legumbres (lenteja, haba, guisante, etc.), los principales resultados obtenidos se han realizado a partir de las proteínas extraídas de la soja, que centra la mayor parte de la investigación desarrollado por el grupo de Alfonso Clemente.
Hace varias décadas, parte de la comunidad científica sostenía de forma tajante que la ingesta de leguminosas podía ser nociva para la dieta por el elevado nivel de proteínas BBH que contienen, ya que éstas no pueden ser digeridas ni absorbidas y dificultan la digestión al inhibir de forma irreversible las proteasas. Actualmente se ha descubierto la verdadera importancia que pueden llegar a tener por esa misma propiedad en principio negativa, y con este trabajo dirigido por Alfonso Clemente, se ha demostrado el verdadero potencial de este grupo de moléculas.
El cáncer de colon es una enfermedad para la que no existe aún un tratamiento concreto, por lo que una de las técnicas más efectivas para luchar contra él es fomentar una dieta adecuada. Los resultados de toda esta investigación están orientados a mejorar el conocimiento sobre las herramientas más adecuadas para reducir la incidencia de esta enfermedad en nuestra sociedad. Y de momento, ha generado importantes aplicaciones para sugerir mejores modelos de alimentación, fundamentados en los resultados de sus experimentos.
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