Leopoldo Martínez Nieto, catedrático de la Universidad de Granada y responsable del grupo, subraya que los huesos de aceituna “absorben” de forma muy eficiente iones de hierro: “Se trata de un material con una alta capacidad de retener metales pesados”, asegura.
Tradicionalmente, las empresas han trabajado sobre procesos avanzados de oxidación como una alternativa para el tratamiento de la contaminación del suelo, superficie y aguas residuales que contienen contaminantes orgánicos no biodegradables. Estos procesos utilizan oxidantes químicos.
Así, el grupo andaluz ha trabajado sobre un proceso que consta de una reacción de peróxido de hidrógeno en presencia de sales de hierro como catalizador, con la materia orgánica e inorgánica. “Este sistema es bien conocido y referenciado y se conocen numerosas aplicaciones en el tratamiento y la eliminación de contaminantes de las aguas residuales, como por ejemplo, sulfitos, hipocloritos, nitritos y compuestos orgánicos, entre ellos los compuestos fenólicos,abundantes en estas aguas de la industria oleícola», aclara.
De este modo, los sedimentos obtenidos en el decantador son lodos de barro cremoso ricos en hierro. Los investigadores comprobaron cómo el hierro quedaba “adherido” al hueso y el agua quedaba “limpia” para continuar el proceso de depuración. “Esos huesos utilizados pueden ser reutilizados como biomasa energética -subraya- El agua resultante es útil para riego y los residuos de aceituna son reutilizados, por lo que podemos hacernos la idea del ahorro que supone”. En este sentido, el grupo andaluz estudia el proceso de afino final que permita la reutilización del agua para la obtención del aceite.
Los expertos han patentado el proceso químico de depuración, puesto que han introducido un oxidante y un catalizador para “acelerar” la fijación del hierro sobre la superficie del hueso “a través de un cambio de iones”.
El tratamiento de las aguas residuales procedentes de la industria del aceite de oliva es una necesidad urgente en los países de la costa del mar Mediterráneo. La extracción del aceite de oliva, a partir del proceso continuo de centrifugación de dos fases (el proceso más extendido actualmente), genera alrededor de 0,7 litros de agua residual por litro de aceite. Estas aguas se confinan en balsas de evaporación para evitar su vertido al medio ambiente.
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