El descubrimiento ha sido publicado en PLoS Genetics, una de la revistas multidisciplinares más importantes en el campo de la genética y la genómica. La publicación demuestra, además, la relevancia e interés biológico general de los resultados del estudio, ya que son contadas las ocasiones en las que investigaciones sobre patógenos veterinarios logran tener acceso a este tipo de revistas.
La disponibilidad del genoma ofrece un mejor conocimiento sobre aspectos básicos que no se conocían de la biología de este microorganismo, y sirve también para entender mejor, a nivel general, la evolución de la virulencia en bacterias y los mecanismos patógenicos de las mismas. “En el terreno aplicado o translacional abre vías para el desarrollo racional de una vacuna frente a la infección causada por esta bacteria en los potros, un auténtico azote de la cría caballar”, apunta Vázquez-Boland. “De hecho, estamos investigando una nueva diana vacunal sobre la base de nuestros hallazgos en el genoma, y los resultados hasta la fecha son muy prometedores”, añade el investigador.
Rhodococcus equi está estrechamente emparentado filogenéticamente con el bacilo tuberculoso, con el que comparte también muchas cosas desde el punto de vista patogénico, y por ello el conocimiento de su genoma ofrece un excelente modelo de investigación en estudios de biología comparada sobre la virulencia de las bacterias de la tuberculosis y especies relacionadas.
Rhodococcus equi es un patógeno ambiental con distribución universal que se encuentra en el aire, el agua y la tierra, y que coloniza el intestino de los omnívoros y los herbívoros, principalmente caballos. Este microorganismo productor de zoonosis, causa una neumonía granulomatosa y abscesos de pulmón similares a la tuberculosis en los potros con menos de seis meses de edad. También infecta esporádicamente a otros mamíferos, entre ellos el cerdo, ganado vacuno, el gato y el perro. Estudios en Irlanda han determinado que hasta un 4% de los casos diagnosticados como tuberculosis bovina son en realidad infecciones por Rhodococcus equi.
En los humanos la infección pulmonar también se asemeja mucho a la tuberculosis. El contacto directo con los animales, sus excrementos y con el estiércol puede ser el origen de la infección, siendo la inhalación el mecanismo de transmisión más probable, aunque también es posible adquirirlo por inoculación a través de la piel, membranas mucosas e ingestión oral.
Los científicos también han documentado la transmisión entre enfermos hospitalizados y un caso de probable adquisición ocupacional en un trabajador de laboratorio, sin ningún tipo de inmunodepresión y que desarrolló un episodio neumonía causada por éste microorganismo.
El estudio ha sido promovido y dirigido al completo a iniciativa española, por el grupo que lidera el catedrático de la ULE. “Cuando nos pusimos en marcha, allá por el año 2003, la secuenciación de genomas implicaba todavía importantes limitaciones técnicas y en términos de costes”, explica el científico. Aunque en la actualidad las técnicas genómicas han avanzado mucho y son más baratas, en el momento en que se inició el trabajo era muy difícil obtener fondos para secuenciar patógenos veterinarios.
“La prioridad estaba en los patógenos humanos, y aunque la bacteria Rhodococcus equi puede afectar a animales y personas, la infección que causa es especialmente problemática en caballos”, comenta Vázquez-Boland.
Con el fin de incrementar las posibilidades para obtener los fondos necesarios, el grupo de investigación tuvo que recurrir a un consorcio internacional, con laboratorios de Reino Unido, Irlanda, Canadá y España.
Finalmente fueron obtenidos de tres países distintos: Reino Unido, Irlanda y USA. “Mucha de la financiación vino del mundo del caballo, principalmente del Horserace Betting Levy Broard, una institución británica que se dedica a reinvertir parte del dinero de las apuestas de carreras de caballos en investigación equina”, detalla el catedrático.
También han contribuido las aportaciones del Centro Equino Irlandés, la Fundación de Investigación Equina del club de Jockeys Grayson en EE UU, y la Fundación Havemeyer también en EE UU.
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