Descubierto un método que permite el crecimiento de organismos a muy bajas temperaturas

El investigador Manuel Ferrer acaba de regresar al Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC con un contrato Ramón y Cajal.

El estudio se basa en el análisis de dos proteínas denominadas chaperonas que han sido aisladas de una bacteria (Oleispira antarctica) procedente de la Antártida capaz de crecer a 0ºC. Las proteínas chaperonas normalmente colaboran en la realización del plegamiento correcto de otras proteínas y están involucradas en la protección contra los estreses celulares (cambios de temperatura, ph) La investigación demuestra que si los dos genes correspondientes a estas proteínas son clonados en otros organismos, se produce en éstos una disminución de su temperatura de crecimiento.

Este método se ha empleado con éxito en la bacteria Escherichia coli, utilizada en Biología Molecular. Dicha bacteria, cuya temperatura óptima de crecimiento es de 37ºC, no es capaz de crecer por debajo de 8ºC. Sin embargo, cuando estos dos genes actúan en la bacteria ésta puede crecer hasta una temperatura mínima de 13.7ºC bajo cero.

El grupo de trabajo de Ferrer considera que el efecto protector de las chaperonas que encontramos en Escherichia coli podría ser aplicable a otros organismos, incluidas algunas plantas. De ser así, se podrían diseñar microorganismos más resistentes a bajas temperaturas y más activos en condiciones de descontaminación provocadas por vertidos.

Por otro lado, si la investigación de las chaperonas sobre el crecimiento de organismos a bajas temperaturas puede ser aplicable a plantas, se podrían conseguir cosechas que resistieran, por ejemplo, a fuertes heladas.

CSIC

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