Uno de los sectores económicos peor parados por la crisis es el de la leche. Los bajos precios y los elevados costes de producción están a punto de conducirle al desastre, a pesar de la activación de algunos mecanismos de mercado como las subvenciones a la exportación para frenar los excedentes de producción, las medidas de intervención que han retirado 170.000 toneladas de mantequilla y 184.000 toneladas de leche en polvo y la ayuda al almacenamiento privado, según ha reconocido la propia Comisaria de Agricultura, Marian Fischer. Se reclaman urgentemente medidas de reestructuración, de mejora de la competitividad y la calidad, de trasparencia de la producción y comercialización de la leche que impidan que se pueda comprar leche de otros países a un precio inferior al percibido por los productores, así como de refuerzo de la cohesión intersectorial y mejora de las relaciones entre proveedores e industrias a través de la implantación plena de los contratos-tipo homologados, todas ellas recogidas en el Plan Estratégico para el Sector Lácteo esbozado por el MARM, que está ya tardando en llegar. Las multitudinarias manifestaciones celebradas en Madrid y en Luxemburgo, mostraron la dimensión del problema tanto a nivel español como comunitario.
En este clima de inestabilidad e incertidumbre, Dhul, la segunda industria láctea de la provincia de Granada, que aglutina el 30% de los productores, lleva sin pagar a los ganaderos las entregas de leche de los meses de abril, mayo y junio. ASAJA GRANADA en representación de los afectados negocia con la empresa la liquidación de estos atrasos y la regulación de los pagos. Desde el pasado mes de diciembre los retrasos ya venían minando la capacidad de resistencia de las explotaciones para seguir produciendo, llegándose entonces al acuerdo entre las partes de dividir los haberes mensuales en tres cantidades para paliar la situación, lo que Dhul nunca ha llegado a cumplir. En posteriores reuniones y conversaciones la empresa ha ofertado la retribución a cuarenta y cinco días, propuesta inaceptable para los ganaderos que solicitan las mismas condiciones que disponen el resto de industrias (a quince días), aunque positivamente se le ha arrancado el compromiso de ponerse al corriente de las cantidades que debe, circunstancia que se espera no se demore por más tiempo. Llega, por lo tanto, el momento de algo más que buenas palabras y promesas y de establecer un marco estable en el proceso de compra venta, y así se le ha transmitido desde esta organización agraria a la dirección provincial de la empresa agroalimentaria del Grupo Rumasa. La tregua podría de lo contrario romperse.
ASAJA