El proyecto en cuestión se denomina “Experiencia para la promoción del cultivo ecológico del arroz en el entorno de los humedales litorales protegidos de las Marismas del Guadalquivir”, y está impulsado por la Fundación Doñana 21, con la cofinanciación del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, y la colaboración de la Federación de Arroceros de Sevilla y la SEO/Birdlife.
Se trata de una experiencia piloto de investigación, desarrollo y transmisión de conocimiento del sector arrocero ubicado en las marismas de Doñana, a realizar entre 2008 y 2009. El objetivo es promover la práctica del cultivo del arroz con métodos ecológicos que favorezcan su coexistencia armónica con los valores naturales de este espacio declarado Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera, entre otras distinciones.
En esta iniciativa se está trabajando conforme a dos protocolos de ensayo, por un lado los que llevan a cabo las empresas asociadas a la Federación de Arroceros (Campeagro, Apagro, S.L. y El Reboso, S.L.) y por otro, a título particular, la empresa Álvaro Pallarés, SL. Además, se han establecido unas líneas estratégicas de actuación sobre la ubicación y la superficie del ensayo, las condiciones climatológicas, socio-territoriales y las particularidades ambientales del entorno de los humedales litorales protegidos de la Marismas del Guadalquivir.
En suma, la superficie total de la experiencia de arroz ecológico propuesta asciende a un total de 23 hectáreas, distribuidas en cuatro parcelas que van desde las 3 hasta las 10 hectáreas. De estas 4 parcelas, tres de ellas se ubican en la zona de la margen derecha del río Guadalquivir, en los municipios sevillanos de Aznalcázar e Isla Mayor, y la restante en la margen izquierda del río, en la localidad de la Puebla del Río (Sevilla).
“Actualmente, la mayoría de las plantaciones presentan un buen estado de ‘espigado’ y, por otro lado, de momento, la respuesta ante plagas está siendo la más óptima, sin intervención química de ningún tipo”, añade Villa. Esta responsable de Agricultura quiere recordar también que esta iniciativa “está rompiendo la metodología tradicional de este cultivo para apostar por un modelo de agricultura ecológica en el arroz en Doñana donde no existen experiencias anteriores, y que, dependiendo de su completo éxito final, quedará recogido en un Manual de Buenas Prácticas Ecológicas para exportar esta experiencia a otros agricultores arroceros de Doñana”.
Doñana, un valor añadido
En palabras de Juan Cruz, director adjunto de Doñana 21 “se trata de un proyecto de largo recorrido que parte de una realidad actual en la que el arroz producido en Doñana se comercializa de forma indiferenciada en los mercados internacionales, sin aprovechar el valor añadido de la “marca” Doñana”.
Según Cruz, “el sector arrocero de las marismas del Guadalquivir, que en los últimos años ha venido sosteniendo un esfuerzo por compatibilizar la práctica de este cultivo con la biodiversidad de su entorno, intensificando la eficiencia en el uso del agua, modernizando sus infraestructuras y técnicas de producción, acogiéndose a prácticas de agricultura integrada, etc., apuesta con esta experiencia por dar un paso más para satisfacer la demanda en los mercados por unos alimentos saludables y respetuosos con el medio ambiente, incrementando la competitividad a través de la excelencia, la calidad y la sostenibilidad”.
Finaliza el director adjunto de la Fundación Doñana 21 señalando que “una producción ecológica de arroz, con unas líneas de envasado y comercialización singularizadas, con certificación de origen de ‘Doñana’, y que incluya en sus procesos una gestión de calidad y respeto ambiental, se presenta como una óptima y necesaria “hoja de ruta” para aprovechar todo lo que una marca como Doñana puede aportar”.
F. Doñana 21