“Se han desarrollado escenarios y protocolos de base científica que se están aplicando en la práctica. Sin embargo, estos escenarios son genéricos y no consideran los valores ecológicos específicos de la zona que recibe el impacto humano en forma de contaminación”, explica a SINC José Vicente Tarazona, autor principal de la investigación y coordinador del Área de Ecotoxicología y Evaluación de Riesgos Ambientales del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaría (INIA).
El estudio, que se ha publicado recientemente en Science of the Total Environment , confirma que los valores ecológicos especiales de una zona protegida “deben considerarse en las evaluaciones de riesgos de sus actividades”.
En España, el territorio de la red Natura 2000 tiene unos valores ecológicos concretos por los hábitats, los nichos, la biodiversidad, las especies endémicas o las amenazadas, entre otras. Sin embargo, “la estimación de riesgos de agroquímicos no considera estos valores, y da lugar a evaluaciones que no son suficientemente protectoras”, asegura Tarazona.
Además, el 18% de la red está formado por terrenos agrícolas, un territorio que sirve de refugio para muchas aves. “La estimación es que en la mitad de los casos, se requieren evaluaciones específicas para garantizar el nivel de protección necesario”, añade el investigador.
Por ello, los investigadores se basaron en el estudio de tres aves protegidas en la red Natura 2000 que constituyen un valor ecológico importante, pero para los que no se prevén todos los riesgos en relación a las sustancias químicas: la avutarda común ( Otis tarda ), el cernícalo primilla ( Falco naumanni ) y el aguilucho cenizo ( Circus pygargus ).
La investigación denuncia que la agricultura representa una gran amenaza para estas especies debido al uso sin evaluación adecuada de pesticidas, herbicidas, y fertilizantes, así como a la exposición a los restos de medicamentos en las heces del ganado que pasta en esas zonas.
El modelo de evaluación complementaria que proponen los científicos permitiría medir qué riesgo de contaminación sufren las aves a través del consumo de plantas, insectos y pequeños mamíferos que entran en contacto con los contaminantes.
La principal ventaja de una evaluación basada en la prevención de riesgos es que “permite cuantificar la variabilidad e incertidumbre, producir objetivos más ecológicos, utilizar mejor los datos disponibles, identificar factores significativos de riesgo, y hacer mejor ciencia al considerar múltiples posibilidades”.
En 1992 el Programa de Acción de Naciones Unidas de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro (Brasil) ya mencionó la necesidad de mejorar la evaluación del uso de sustancias químicas.
En Europa, la introducción en 2007 del reglamento de Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas (REACH, por sus siglas en inglés) debía reducir la contaminación química, pero sus efectos en la salud humana y la biodiversidad españolas siguen siendo evidentes. Según los investigadores, para cumplir sus objetivos, es necesario que se desarrollen escenarios que consideren los valores ecológicos de estas zonas “particularmente sensibles”.
La Red Natura 2000 es una red ecológica europea formada por las Zonas de Especial Conservación (ZEC) y por las Zonas de especial protección para las aves (ZEPA). Su fin es garantizar el mantenimiento o, en su caso, el restablecimiento, en un estado de conservación favorable, de los tipos de hábitats naturales y de hábitats de las especies de que se trate en su área de distribución natural. Esta red se fundamenta en la política de conservación de la naturaleza de la Unión Europea según su Directiva de Hábitats, que complementa la Directiva de Aves de 1979.
SINC