Los resultados obtenidos tras el Inventario de Daños Forestales (IDF) de 2004 indican que el 85 % de árboles estudiados presentan un aspecto saludable, con una pérdida de volumen foliar entre el 0 y el 25%. Esto significa que este año se ha producido una mejoría en el estado general del arbolado español respecto a 2003, año en el que el 83,3% aparecía con daños.
Según el estudio de 2004, el 13% de los pies aparecen con defoliaciones superiores al 25%, mientras que el pasado año esta cifra superaba el 14%. Por otro lado, el porcentaje de árboles muertos se ha establecido en el 2%, por lo que no sufre variaciones apreciables respecto al 2003, cuando se situó en 2,2%.
La mejoría detectada aparece mucho más claramente en las frondosas, apreciándose un aumento notable en el porcentaje de arbolado sano, con casi el 84% de árboles en esta categoría y con menos del 15% de pies en la categoría de dañados, acompañado de un descenso en el número de árboles muertos respecto al año anterior, que ha pasado del 3% al 1,6%.
Las coníferas también experimentan una recuperación, aunque más ligera, manteniendo el porcentaje de árboles sanos en los mismos niveles (86%) y disminuyendo el porcentaje de dañados, hasta tener en esta categoría un porcentaje que no llega al 12% frente a casi el 13% del año anterior. También se detecta un aumento en el número de pies muertos, que llega al 2,5% en 2004, frente a 1,4% en 2003.
El Inventario de Daños Forestales se lleva a cabo sobre la Red Europea de Nivel I, que se estableció en 1987 para el seguimiento de los daños apreciados en los bosques, en particular los relacionados con la Contaminación Atmosférica. Consiste en la revisión de los puntos de una red de 16 x 16 Km sistemática y aleatoria, tendida sobre la superficie forestal europea. El número de puntos revisados en España durante el año 2004 ha sido de 620, evaluándose un total de 14.880 árboles.
Daños por insectos y hongos
Entre los daños bióticos cobran mayor importancia este año los insectos defoliadores como Lymantria spp., Thaumetopoea pityocampa y los perforadores en pinares, así como en encinares y alcornocales. También hay citas frecuentes de Gonipterus scutellatus en eucaliptares, Altica quercetorum y otros defoliadores en frondosas, y niveles de infestación cada vez más generalizados de Viscum album.
Los daños por Coroebus florentinus en quercíneas son constantes y la presencia de Microsphaera alphitoides en zonas húmedas es más reducida. A nivel general parece seguir el lento proceso de degradación de los focos de desvitalización de quercíneas detectados en la zona mediterránea, fenómeno denominado comúnmente Seca, que entre 1993 y 1996 fue causa de una importante mortandad en dehesas y montes de encinas y alcornoques.
Entre los hongos han de citarse los defoliadores de coníferas, en especial Sphaeropsis sapinea, y daños presumiblemente atribuidos a Sirococcus conigenum (pinares de carrasco), así como la presencia generalizada de cancro del castaño en Asturias, la abundancia de rodales muertos con síntomas de Armillaria mellea en el Cantábrico, ataques puntualmente fuertes de oidio y antracnosis en la mitad norte peninsular.
A nivel más inespecífico destacan las citas de debilitamiento generalizado del arbolado en algunas zonas del centro peninsular y sureste relacionadas con déficits hídricos, y procesos de decaimiento, que pueden tener su origen en la presencia de altas poblaciones de perforadores, así como los daños por Secaque afectan principalmente a quercíneas en Andalucía, Extremadura y sectores de Castilla León y Castilla – La Mancha.
Se ha realizado un seguimiento especial sobre alisedas y se ha detectado una importante mortandad de forma localizada en el Parque Natural de Despeñaperros durante los 2 últimos años. En Cantabria se presenta un debilitamiento patente con defoliación, y en la mitad este de Asturias se observan copas o partes de copas muertas por enfermedad vascular que provocan una muerte súbita de la parte afectada.
Ministerio de Medio Ambiente