Las producciones de la cebolla rojiza tan característica pueden contener en sus raíces la bacteria capaz de propagar esta enferdad en los terrenos donde se utilice. En este sentido, cabe recordar que el peligro existe en la tierra y no en el producto, cuyo consumo no supone ningún riesgo. Ante la posibilidad de encontrar algunos ejemplares en el mercado se recomienda evitar su utilización. De otra parte y para garantizar en el futuro la sanidad de estos cebollinos, técnicos del Cabildo colaborarán con los productores de la zona para la utilización de turbas de semilleros.
En la Isla, esta enfermedad de cuarentena se detectó el pasado verano en los enclaves antes citados y el plan para su control y erradicación contempla, entre otras medidas, el abandono del cultivo durante cinco años.
Dado que la enfermedad ha aparecido en una zona bien delimitada, los trabajos deberán centrarse en evitar su propagación a otras zonas productoras. Para cualquier tipo de aclaración sobre este particular, el servicio de Agricultura del Cabildo aconseja a los interesados que se informen, a través de las oficinas de extensión agraria.
Cabildo de Tenerife