La información que se ofrece a los interesados trata de explicar de manera sencilla las fórmulas para controlar esta plaga, tanto en el campo como en el almacén, incidiendo en aquéllas que resultan de fácil aplicación por parte de los agricultores. Entre ellas, cabe destacar el uso de trampas de feromonas compuestas de una sustancia que desprenden las hembras para atraer al macho cuando quieren aparearse.
En este sentido se debe colocar una de estas instalaciones por cada dos sacos de papas sembrado en el borde de la parcela y con una separación entre ellas de unos 30 metros. El personal de las Agencias de Extensión Agraria será el encargado de explicar con detalle la confección de las trampas. Asimismo, se debe tener en cuenta la limpieza de almacenes donde se guarda el tubérculo. Para ello se recomienda colocar mallas tupidas en huecos y ventanas, así como evitar las grietas donde se puede refugiar la polilla y limpiar de manera esmerada el almacén vacío con agua y lejía. Por último se deberá colocar una trampa por local e inspeccionarlo cada semana para eliminar todas las papas afectadas.
El cultivo de papas en la Isla supera las 4.500 hectáreas y, mientras que en la zona metropolitana este tubérculo ocupa explotaciones de escasa superficie, en el norte reúne a más de 3.000 agricultores en torno a cuatro cooperativas que comercializan cerca de 10 millones de kilos. En esta zona, la polilla de la papa sigue siendo el principal problema fitosanitario. En cuanto a la zona sur, el cultivo de papas se encuentra distribuido en los municipios de Fasnia, Granadilla, San Miguel y Vilaflor.
Cabildo Tenerife