El caudal y la temperatura limitan el número de truchas en los ríos

“Si utilizamos un pequeño medidor y calculamos la cantidad de agua que ha fluido en marzo (momento en el que emergen los huevos de los peces) seremos capaces de predecir cuántas truchas va a haber ahora, cuántas dentro de dos años, cuántas se deberían pescar, cuántas hembras se van a reproducir, es decir, tenemos perfectamente controlada toda la población”, explica a SINC el investigador.

Para llegar a esta conclusión han sido necesarios 23 años de estudio. En contraposición a las teorías convencionales que defienden que las poblaciones tienen mecanismos endógenos de respuesta a las variaciones y que éstos dependen de la densidad de individuos, para Lobón-Cerviá las poblaciones “responden sencillamente a las condiciones ambientales que hay en cada momento”.

Desde 1986, el científico ha estudiado el río Chaballos, en la cuenca del Río Esva (Asturias), en el que ha observado mucha variabilidad en las condiciones ambientales año tras año hasta 2007. “Con una información tan simple como es el caudal del río durante el mes de marzo, podemos predecir todo lo que va a ocurrir en el río”, subraya Lobón-Cerviá.

La lluvia y la temperatura son los factores naturales que generan las condiciones ideales para las jóvenes truchas. Cuando el caudal del río es medio, es decir alrededor de 40Hm3, el número de juveniles se maximiza porque el espacio útil del río para las larvas de los peces es bueno. “Si el caudal sube, ese espacio se inutiliza porque las velocidades del agua aumentan demasiado y perjudican a las larvas”, señala el científico. Sin embargo, la sequía es la peor condición para esta especie pues “seca pedazos de río”.

SINC

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