Anna Reynolds, del Programa Internacional sobre Cambio Climático de WWF/Adena, apuntó: “Los pingüinos antárticos se enfrentan a tiempos difíciles. Todo indica que estos verdaderos símbolos de la Antártida han de emprender una batalla extremadamente dura para adaptarse a un ritmo de cambios en el clima sin precedentes”.
La Península Antártica se está calentando cinco veces más rápidamente que el aumento de temperaturas medio mundial. De hecho, los inmensos Mares del Sur se han calentado hasta los 3.000 metros de profundidad.
En la Península Antártica Occidental, la banquisa antártica -el hielo flotante que se forma del agua del mar- cubre una superficie un 40% menor que hace 26 años. Este fenómeno ha causado la reducción del krill, la principal fuente de alimentación para el pingüino barbijo. El número de ejemplares de esta especie ha disminuido del 30 al 66% en algunas colonias, debido a la menor supervivencia de los jóvenes por falta de alimento. Lo mismo ocurre con el pingüino de pico rojo, que depende cada vez en mayor medida del krill por la desaparición de sus presas habituales a causa de la sobrepesca.
El pingüino emperador, el de mayor tamaño y porte más majestuoso, ha visto reducidas a la mitad a muchas de sus colonias durante el último medio siglo. El aumento de las temperaturas invernales y los vientos más fuertes hacen que estos pingüinos tengan que criar a sus pollos sobre hielos muy finos. Durante años, los hielos se han roto de forma temprana y muchos huevos y pollos han sido barridos antes de que fueran capaces de valerse por sí mismos.
En la costa noroeste de la Península Antártica, donde el calentamiento ha resultado más extremo, las poblaciones del pingüino de Adelia cayeron un 65% en 25 años. Además de que el alimento resulta insuficiente por la desaparición de la banquisa, los pingüinos barbijo y de pico rojo, que soportan mejor el calor, han colonizado la región y compiten con él en su territorio.
Cabe recordar que el aumento de la temperatura supone que la atmósfera es capaz de mantener más humedad. A su vez, esto produce más nieve. Los científicos se muestran preocupados por los pingüinos de Adelia ya que necesitan terrenos libres de nieve para criar a sus pollos.
Mar Asunción, Responsable de cambio climático de WWF/Adena, señaló: “Con nuestras acciones los seres humanos nos hemos convertido en los responsables de la supervivencia o extinción de especies enteras. ¿Somos capaces de ver impasibles cómo van desapareciendo otros seres vivos por nuestra falta de voluntad para atajar el problema del cambio climático? Por el bien de las que aún quedan y de nuestra propia especie, esperemos que no. En Bali nos estamos jugando un planeta, y no tenemos otro.”
Por último, James P. Leape, Director General de WWF Internacional, subrayó: “La red trófica de la Antártida y, por tanto, la supervivencia de los pingüinos y otras muchas especies está ligada al futuro del hielo marino. Después de un camino tan largo para llegar a Bali, los representantes de los gobiernos deben comprometerse a reducciones drásticas de las emisiones de CO2 de los países industrializados para proteger la Antártida y la salud del planeta”.
WWF/Adena