El crack financiero puede agravar la crisis alimentaria

Los gobiernos deben evitar reducir las ayudas a la agricultura de los países en desarrollo y establecer medidas proteccionistas en el comercio como respuesta a la actual crisis financiera mundial, según advirtió el Director General de la FAO, Jacques Diouf.

En un comunicado con motivo de la 34 Sesión del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la FAO (CSA), del 14 al 17 de octubre, Diouf señaló que estas medidas pueden incrementar el riesgo de una nueva crisis alimentaria el año próximo.

Este riesgo existe a pesar de que se espera una cosecha récord de cereales en 2008. Según la última edición del informe de la FAO Perspectivas de cosechas y situación alimentaria, está previsto que la producción de este año se incremente un 4,9 por ciento y alcance la cifra récord de 2.232 millones de toneladas. Sin embargo, el informe añade que unos 36 países en el mundo estarán necesitados de ayuda externa, como resultado de las malas cosechas, los conflictos, la inseguridad o la continua subida de los precios a nivel local.

“La gran incertidumbre que envuelve ahora a los mercados internacionales y la amenaza de una recesión mundial puede tentar a los países a establecer medidas proteccionistas y a revisar sus compromisos con la ayuda internacional al desarrollo”, indicó Diouf.

“Sería una desgracia si esto sucede y se evapora la voluntad política movilizada recientemente hacia un mayor apoyo para la agricultura de los países en desarrollo”, añadió.

De mal en peor

Diouf subrayó que la crisis financiera, que se produce justo después de la derivada del alza de los precios alimentarios -y que condujo al hambre y la pobreza a otros 75 millones de personas tan solo en 2007-, puede agravar la situación de los pobres en los países en desarrollo. “El año pasado fue malo -afirmó-. El próximo puede ser peor”.

Los precios de los productos básicos están ahora bajando, sobre todo debido a las expectativas de una cosecha favorable, pero también a causa del enfriamiento de la economía mundial -entre otros factores. Ello podría significar un recorte en las plantaciones, seguido de menores cosechas en los principales países exportadores. Debido a que las reservas de cereales continúan siendo bajas, esta situación podría conducir a un nuevo ciclo de precios altos el año próximo: una catástrofe para millones de personas, que para entonces se encontrarán sin apenas dinero y sin posibilidad de obtener crédito.

El impacto de la crisis financiera se sentirá también en los países en desarrollo a nivel macroeconómico, con otros posibles efectos negativos en la agricultura y la seguridad alimentaria, según Diouf. “Los préstamos, la ayuda oficial al desarrollo, las inversiones directas del extranjero y las remesas que envían los emigrantes –señaló-, podrían verse amenazados por un agravamiento de la crisis financiera”.

Acción urgente

Diouf recordó que los gobiernos y los líderes mundiales acordaron en Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria Mundial del pasado mes de junio que “la comunidad internacional necesita actuar de forma urgente y coordinada para combatir el impacto negativo del alza de precios sobre los países y poblaciones más vulnerables del mundo”.

Recordó también que un mes más tarde, la Cumbre del G8 en Japón confirmó la resolución de los líderes mundiales de abordar la seguridad alimentaria mundial como una cuestión prioritaria y mostraron una creciente voluntad política para atajar la tendencia al aumento del hambre en el mundo.

“Es vital mantener este impulso -advirtió Diouf-. Si la voluntad política y los compromisos de los donantes no se transforman en acción real e inmediata, millones de personas más se verán abocadas a una pobreza y desnutrición crónica más profunda”.

“La crisis financiera mundial no debe hacernos olvidar la crisis alimentaria. La agricultura necesita atención de forma urgente y continua para lograr que el hambre y la pobreza rural pasen a formar parte de la Historia”, concluyó.

FAO

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