La coordinadora del Equipo de Seguimiento de Procesos Naturales de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), en Sevilla, Ana Andreu, explica cómo realizan el muestreo semanal: “Estamos tomando muestras de agua en cinco puntos calientes de Doñana, donde el agua se encuentra estancada. Analizamos, además de la concentración de cianobacterias, la temperatura del agua, la conductividad, la concentración de clorofila, la proporción de oxígeno disuelto, los nitratos y el pH”.
El sistema de alerta funciona de una manera redundante para asegurar su fiabilidad: el equipo del CSIC envía partes alícuotas de las muestras a la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, donde también se analizan. El proceso en Madrid es coordinado por el investigador Eduardo Costas, asesor científico del proyecto.
“En julio de 2007, todas las zonas estudiadas se encontraban en nivel de alerta tres, máxima alerta de toxicidad”, subraya Andreu. El sistema de alerta temprana se basa en un mecanismo con varios niveles, desde cero, donde no hay toxinas, hasta un nivel tres de máxima alerta y peligro inminente de mortalidad masiva de animales. Cada nivel lleva asociado actuaciones específicas para resolver el problema. A lo largo del verano se han puesto en marcha medidas de gestión para evitar la alta mortandad de animales que se venía dando hasta ahora.
Entre las actuaciones que se han llevado a cabo, está la apertura de compuertas en los canales del estuario del Guadalquivir para que salga el agua estancada y entre agua salobre con las mareas (la salinidad evita la proliferación de estas cianobacterias). En otros puntos, se ha recurrido a procesos de desecación del terreno, también mediante la apertura de compuertas. Por último, se están retirando los animales muertos o enfermos que se encuentran, al tiempo que se traslada a los sanos a aguas no contaminadas.
“Con estas medidas, hasta el momento no se han producido las temidas mortandades masivas de otros años, cuando morían miles de aves y toneladas de peces. La opinión generalizada, tanto de investigadores como de gestores, es que el sistema de alerta está funcionando con éxito”, señala la coordinadora del Equipo de Seguimiento.
MORTALIDAD MASIVA DE AVES, UN PROBLEMA RECURRENTE
Las mortalidades masivas de aves son un problema recurrente en Doñana. Algunos años mueren hasta varios miles de aves de distintas especies. Tradicionalmente se ha atribuido esta mortalidad a dos causas: la contaminación por organofosforados de uso agrícola o botulismo. Costas, asesor científico del proyecto, narra: “A partir del año 2001 una serie de evidencias sugirieron que la principal causa de las mortandades masivas de aves en el entorno de Doñana podría ser la intoxicación por toxinas de cianobacterias”.
Algunas especies de cianobacterias producen potentes hepatotoxinas y neurotoxinas. Las condiciones ambientales de Doñana son idóneas para la proliferación de estas cianobacterias tóxicas, en especial durante el verano, cuando se producen las mortandades masivas de aves.
CSIC