Un grupo científico del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales de Barcelona, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), participa en el proyecto europeo Aquaterra, que tiene por objeto evaluar la calidad de las aguas de cinco emblemáticos ríos europeos: el Brevilles, el Ebro, el Meuse, el Elba y el Danubio. En el marco de Aquaterra, este Instituto del CSIC será responsable de la vigilancia del Ebro y de evaluar en el mismo el impacto de la contaminación industrial, agrícola y urbana.
Los investigadores participantes, coordinados por el profesor de investigación del CSIC Damiá Barceló, analizarán a lo largo de cinco años las aguas superficiales y subterráneas, así como los sedimentos, peces y muestras del fondo del río. Las muestras se recogerán en 18 puntos que corresponden a las estaciones que tiene la Confederación Hidrográfica del Ebro [ver lista al final de esta nota]. Además se tomarán muestras de aguas subterráneas y de suelo en 15 pozos de Navarra, Zaragoza, La Rioja y Lleida.
Las tres localizaciones de mayor riesgo, Monzón, Flix y el Delta, se estudiarán con especial detalle. Se harán medidas más detalladas de todos los parámetros analíticos, especialmente la contaminación industrial en Flix y Monzón y la contaminación agrícola en el Delta. El equipo del CSIC cuenta en este proyecto con la colaboración de la Agencia Catalana del Agua y de Aguas de Barcelona.
En el proyecto Aquaterra participan 45 instituciones de 13 países de la UE más Suiza y Serbia. El presupuesto global del proyecto es de 13 millones de euros, de los cuales unos 650.000 están destinados al trabajo español en el río Ebro.
CONTROL DE FÁRMACOS
Los trabajos incluirán el análisis de los contaminantes prioritarios determinados por las directivas europeas 76/464 y 2000/60, así como metales (mercurio y metilmercurio, cadmio, plomo, cromo, níquel, arsénico, selenio, cobre y zinc).
Del mismo modo se analizarán contaminantes emergentes que todavía no están regulados por la ley, pero que suponen un problema sanitario y ambiental que aun no está suficientemente investigado. Entre ellos hay analgésicos (ibuprofeno, 2-hydroxy-ibuprofeno, diclofenaco, indometacina, ketoprofeno, naproxeno, fenazona), antiepilépticos (carbamazepina), antidepresivos (diazepam), betabloqueantes (atenolol, bisoprolol, metoprolol, propranolol, sotalol), reguladores del colesterol (bezafibrato, ácido clofíbrico, gemfibrozilo), antisépticos (triclosán) y aditivos de gasolina (MTBE y compuestos similares).
Damià Barceló explica que “el problema con los fármacos es que son los contaminantes emergentes más importantes y aun no se conoce bien el riesgo ambiental que suponen”. Según el experto del CSIC, la preocupación en Europa por el tema es creciente y en los últimos años están apareciendo artículos que indican los posibles riesgos ambientales de los antibióticos sobre plantas acuáticas.
En el caso, por ejemplo, del antiepiléptico carbamazepina, que se extrae muy mal del agua en las plantas depuradoras, se ha visto que supone un riesgo para los crustáceos. También hay indicios de que el propanolol, un betabloqueante, produce efectos negativos en el crecimiento del pez medaka, una variedad asiática de agua dulce.
ANTICIPARSE A LOS PROBLEMAS FUTUROS DEL AGUA
El objetivo principal de Aquaterra es establecer las bases para una gestión correcta del agua, el suelo y las zonas de captación. Para ello se desarrollarán modelos numéricos que permitan conocer los parámetros del funcionamiento del ciclo del agua y la interacción entre las aguas subterráneas, el suelo, los sedimentos y el caudal del río.
En esta línea se estudiarán los diferentes aspectos implicados en el ciclo del agua. Por ejemplo, de qué forma se filtran y transportan los contaminantes, el impacto del cambio climático en el ciclo del agua o las nuevas técnicas para detectar contaminantes emergentes. Una parte fundamental del proyecto es hacer llegar estos conocimientos científicos a los responsables de la gestión del agua y a los políticos, así como obtener un modelo de gestión que permita anticiparse a los problemas futuros del agua.
Estaciones de la Confederación Hidrográfica del Ebro donde trabajará el CSIC en el marco de Aquaterra: Miranda de Ebro (Burgos), Audinaka (Álava), Villodas (Álava), Haro (La Rioja), Najera (La Rioja), Logroño (La Rioja), Estella (Navarra), Alsasua-Urdiaín (Navarra), Puente la Reina (Navarra), Grisen (Zaragoza), Zaragoza-Fuente de la Junquera ( Aragón), Caldearenas (Huesca), San Mateo de Gállego (Zaragoza), Presa de Pina (Zaragoza), Alcolea de Cinca (Huesca), Torres de Segre (Lleida), Flix (Tarragona), Tortosa-Campredó (Tarragona), Amposta (Tarragona).
CSIC