Contrariamente a lo que se piensa, el cultivo de la orquídea no resulta complicado, pues las orquídeas no son flores delicadas ni difíciles de cuidar. Para el cultivo de la orquidea, como el de muchas otras plantas de interior, sólo se necesitan unos cuidados básicos. La luz es un factor importante para que crezcan y florezcan. Las hojas de la orquidea deberían de ser de color verde claro, si se tornan amarillentas es que necesita un lugar menos luminoso y si se vuelven de color oscuro, es que necesita más luz. Además prefieren luz indirecta.
Para el cultivo de la orquidea, el riego es un factor importante pues solo es necesario regarla una vez a la semana y no se debe permitir que la raíz se seque por completo entre riegos. La temperatura de la habitación deberá oscilar entre un mínimo de 12° durante la noche y un máximo de 26° durante el día. Hay que recordar también que en su entorno nativo todas las plantas están expuestas a una constante brisa, por lo que mover el aire de la habitación hará que se reduzcan posibles problemas de salud.
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