Fáciles de cultivar con semillas, los calabacines se pueden sembrar directamente en primavera en el exterior o en bandejas de semilleros en el interior para ser transplantados posteriormente. Coloca tus calabacines en un lugar soleado pero protegido, en suelo bien drenado, separando cada planta unos 90cm. Asegúrate de que no existe peligro de heladas ya que los calabacines son muy susceptibles al frío. Al igual que el apio necesitan agua abundante para crecer bien, por lo que es conveniente colocar mantillo y eliminar las malas hierbas para mejorar la capacidad de retención del agua de la tierra.
Una vez aparezcan las flores y los frutos deberás de aplicarles un fertilizante líquido. Como plantas rastreras es conveniente que una vez que las ramas tengan unos 60cm de largo se corten las puntas para que no crezcan en exceso y concentren la energía en el fruto. Los enemigos más corrientes de los calabacines son los áfidos y las babosas por lo que es conveniente controlarlos a menudo.
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2 respuestas a «El cultivo del calabacín»