Nota de ASAJA
La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE) estima que el desarrollo que está experimentando el sector agrario en la República Popular China no supondrá, en ningún caso, una «amenaza real» para el campo español y europeo, a diferencia de lo que está ocurriendo con otros sectores de actividad como la industria textil, el calzado y la electrónica de consumo, donde las exportaciones chinas están socavando el mercado nacional.
Según Fenacore, en los últimos cinco años se han constituido más de 20.000 comunidades de regantes en China que administran un total de 6,6 millones de hectáreas, mientras que España cuenta con 7.200 comunidades creadas a lo largo dos siglos de historia que suman más de 2,5 millones de hectáreas. Asimismo, en nuestro país se contabilizan 1.300 presas que regulan cerca de 50.000 hectómetros cúbicos, mientras que en China, sólo la Presa de las Tres Gargantas cuenta con una capacidad de 40.000 hectómetros cúbicos.
A pesar de estas cifras, la Federación de Regantes explica que si bien algunas producciones chinas, como la mandarina, el algodón o el ajo, despiertan «cierto recelo» entre los agricultores españoles, lo cierto es que a la agricultura china «no le resultará nada fácil» competir con España en la producción y venta de productos agrícolas de demanda masiva y, particularmente, si se consideran las ayudas europeas a la producción con que cuentan actualmente determinados cultivos.
Según Fenacore, a pesar de que el sector agrario chino cuenta una población rural de 750 millones de campesinos -que representan aproximadamente el 70% de la población nacional- y un gran potencial de crecimiento, lo cierto es que la tierra no es un instrumento de producción sino de supervivencia, ya que la mitad de los campesinos no producen para el mercado sino, sobre todo, para su manutención; sólo el 30% puede comercializar más del 30% de su cosecha.
De esta forma, a diferencia de lo que sucede en otros sectores económicos, la Federación de Regantes considera contraproducente hablar de «amenaza amarilla» en el sector agrario cuando el principal reto del Gobierno chino es asegurar un agua potable de calidad a más de 300 millones de personas y acometer la modernización de todas aquellas instalaciones de riego obsoletas construidas en el siglo pasado y que suponen cuantiosas pérdidas en un país marcado por el déficit de agua. En China la agricultura de regadío es el principal consumidor de este recurso.
El sector agrario chino está «infradesarrollado» en cuanto a organización interna e infraestructuras se refiere y demanda, a toda costa, la construcción de obras hidráulicas y de modernización de regadíos que permitan elevar la depauperada renta de los agricultores. En China un campesino medio dispone de 1.400 metros cuadrados de cultivo para vivir con su familia. La agricultura es a efectos prácticos de subsistencia para los cultivadores.
Las comunidades de regantes garantizarán «la economía» del agua
El Gobierno chino planea extender el modelo español de comunidades de regantes al sector agrario, de manera que sean los propios campesinos los que participen de manera directa en la gestión del agua, contribuyendo, de esta manera, a fomentar el ahorro de este recurso y a economizar la tarifa del agua en torno a un 20%. En los últimos cinco años se han constituido más de 20.000 comunidades de regantes en China aunque se estima que más de 750 millones de campesinos podrían adoptar el modelo español de comunidades de regantes para modernizar sus parcelas.
De esta forma, siguiendo el modelo español, las comunidades de regantes chinas elaborarán sus propios estatutos y gestionarán el cobro de las tarifas del agua a los comuneros. No obstante, a diferencia de nuestro país, serán los propios campesinos, y no el Gobierno, los responsables de fijar estas tarifas —que incluirán el coste del agua y el mantenimiento de las instalaciones- de acuerdo a su propio poder adquisitivo. Se tratará así de un sistema tarifario progresivo y parcial, de forma que sean los campesinos más pudientes los que asuman el mayor peso económico.
Con el fin de hacer frente a estos desafíos, Fenacore estima que el gobierno chino está cambiando su mentalidad y está sustituyendo la regulación en el sector agrario, la primacía del sexo masculino y el control de las informaciones por una suave tutela en la que sean los propios campesinos, incluyendo las mujeres, así como el principio de publicidad y transparencia informativa, los que vayan ganando cada vez más protagonismo.
Según Fenacore, la sociedad china apoya unánimemente el modelo de gestión de las comunidades de regantes y el proceso de modernización de regadíos, por entender que permitirán disponer de un agua potable de calidad (segura) y alcanzar una sociedad moderadamente acomodada en todo el país. Además, en el sector agrario favorecerá el desarrollo rural de zonas agrarias marginales, frenando la erosión y la tala excesiva de árboles y evitando la desertización y la sobreexplotación de los acuíferos.
El proceso de modernización de regadíos será ejecutado conjuntamente por los campesinos y la Administración Central que aportarán la mano de obra y los materiales para su realización, respectivamente, implicando cada vez más a los gobiernos provinciales y locales en la construcción de obras hidráulicas que garanticen un uso racional del agua y pongan fin al déficit de recursos hídricos existente en el país. En la actualidad, tan solo el 16% de las instalaciones construidas en el siglo pasado han sido reformadas.
El pasado mes de octubre, una delegación de Fenacore se desplazó a la República Popular China, con el fin de transmitir a las autoridades del Ministerio de Recursos Hídricos y responsables de las zonas regables su experiencia sobre el modelo de gestión de las comunidades de regantes en España y el proceso de modernización de regadíos, contribuyendo así a que las zonas rurales chinas puedan implantar un sistema más democrático de gestión agraria y alcanzar una administración racional del agua de riego.
China cuenta con una superficie de 9,6 millones de kilómetros cuadrados y una población de 1.300 millones de habitantes, de los cuales el 58% habita en zonas rurales. Este país asiático concentra más de 1.500 ríos, cuyas cuencas superan los 1.000 kilómetros cuadrados cada una. El volumen de flujo fluvial anual medio alcanza los 2,7 billones de metros cúbicos, ocupando el sexto lugar del mundo. El 72% de la población activa trabaja en el sector agrario pero tan sólo el 14,5% de la superficie total de China está cultivada (situada, sobre todo, en su parte oriental). China es uno de los países con mayor superficie irrigada ya que la mitad de la tierra cultivada es de riego. La superficie total de regadío alcanza los 54,5 millones de hectáreas mientras que la superficie total sembrada supera los 153,5 millones de hectáreas.
ASAJA