“Las inversiones en agricultura, tanto internas como del exterior, siguen siendo bajas en la mayoría de los países de la región, subrayó Diouf en su intervención durante la 29ª Conferencia Regional de la FAO para Oriente Próximo reunida en El Cairo del 1 al 5 de marzo.
“En Oriente Próximo -añadió-, así como en otras regiones en desarrollo, el conjunto de la ayuda exterior a la agricultura ha venido disminuyendo desde 1995. Es crucial que los gobiernos desarrollen políticas firmes para aumentar el porcentaje destinado a la agricultura dentro de los presupuestos generales”.
“También es de esperar que los Estados miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que contribuyen con el 17 por ciento del total de la ayuda que recibe la agricultura en Oriente Próximo, aumenten su apoyo con más fondos para el desarrollo agrícola”.
Según la FAO, el hambre y la desnutrición están aumentando en el conjunto de la región. Entre 1990-92 y 2002-04, la prevalencia del hambre aumentó del 13 al 15 por ciento de la población, mientras que el número total de personas desnutridas en los 32 países miembros que integran la Conferencia Regional para Oriente Próximo aumentó en 33 millones, para aumentar los 104 millones.
Hay 13 países en la región que en la actualidad se enfrentan a emergencias, provocadas por desastres naturales, conflictos, y enfermedades animales transfronterizas como la gripe aviar y la fiebre aftosa. “Estamos muy preocupados por las zonas conflictivas como Afganistán, Irak, Somalia, Sudán, Palestina y el Líbano”, advirtió Diouf.
Para hacer frente a la magnitud y complejidad de estos desastres, la FAO proporciona asistencia técnica y servicios de coordinación, así como semillas y aperos necesarios para restablecer los medios de subsistencia de la población rural.
Desafíos
La agricultura en Oriente Próximo se enfrentará a grandes desafíos a medio y largo plazo. El agua sigue siendo el principal obstáculo al aumento de la producción agrícola en la región, según Diouf. “Con menos del dos por ciento de los recursos en agua dulce del planeta –explicó-, pero con el once por ciento de su población, la seguridad alimentaria de la región depende de lograr un rendimiento extra de cada gota de agua. A pesar de la mejora del uso del agua y unos regadíos más eficaces gracias a los avances tecnológicos, los resultados no son satisfactorios”.
Además, la disponibilidad limitada de tierras cultivables hace que la agricultura local sea muy vulnerable. La degradación de los suelos es un grave problema medioambiental en Oriente Próximo.
La amenaza de la gripe aviar continúa siendo muy real y necesita una estrecha vigilancia, según el Director General de la FAO. Con la ayuda del Organismo de la ONU, muchos países en la región han sido capaces de adaptar las medidas de protección adecuadas, pero es necesario un mayor esfuerzo. También hay nuevas cepas de otras enfermedades animales que han aparecido en la región, algunas de las cuales pueden llegar a transmitirse a las personas.
Perspectivas
Sin embargo, Diouf subrayó algunos elementos positivos que pueden mejorar el desarrollo agrícola. Por ejemplo, la exportación de productos agrícolas de gran valor dentro de la región, hacia la Unión Europea y otros mercados internacionales, ofrece grandes oportunidades.
También indicó técnicas y estrategias para racionalizar el uso del agua en la agricultura, métodos de producción agrícola más sostenibles y una gestión más adecuada de los pastizales extensivos como factores esenciales para luchar contra la desertización y conservar la biodiversidad.
FAO