Murcia, a 26 de junio de 2003
Así, en las zonas tradicionales de hortaliza de invierno, una vez finalizadas estas plantaciones y sustituidas por melón y sandía, fundamentalmente, se observa que, en el caso de melón, la maduración se está acelerando observándose un marchitamiento muy acusado en las plantas que no se puede resolver ni siquiera con el exceso de riego que se tiene que producir, lo que va a repercutir en la propia rentabilidad de la campaña. La sandía, por el contrario, aguanta mucho mejor el exceso de calor, por lo que no se aprecian grandes efectos, salvo la dificultad de cuaje en algunas variedades.
En tomate, se ha acelerado la maduración hasta el extremo de que ya está incidiendo en los mercados el exceso de producción con bajadas de precios estimadas en un 20%, dándose además la circunstancia de haberse tenido que incrementarse las dotaciones de agua para riego en torno al 15%, incidiendo ambos aspectos en las rentas de los productores, ya muy castigados en las ultimas campañas.
La fruta de hueso ha sufrido el efecto positivo de adelantar la maduración de algunas variedades que estaban retrasadas. Otro efecto que se puede producir es el que, a partir de ahora, se solapen unas variedades con otras al acelerarse la maduración, pero no se prevén grandes problemas en el discurrir normal de la campaña en la que, evidentemente, habrá un mayor consumos de agua para riego. Por contra, para los cítricos, debido a su actual estado vegetativo, el problema se limita a que se ha de disponer de más agua para el riego, cosa que actualmente parece estar resuelta
El cereal, cuya producción ya había caído un 50% debido a la sequía, sufrió en las zonas más productoras el llamado “golpe de calor” que provocó pérdidas de 1.000 Kg/Hectárea y, en otras zonas, está sufriendo el “asurado” –caída de la planta-, que puede afectar al 20% de la cebada por recolectar, lo que es muy mala noticia si la sumamos al anuncio de subida, a cargo del agricultor, del Seguro Integral del Cereal.
Para nuestras producciones de invernadero, el efecto actualmente se limita a un mayor gasto en climatización por parte de los agricultores, quedando la preocupación de la aparición posterior de algunas plagas.
En ganadería, los efectos están apareciendo como más graves, dándose ya la circunstancia de mortandad en algunas especias como es el caso de corderos y ovejas y cerdas gestantes, aún a pesar que los ganaderos han tenido que instalar ventilación forzada en la mayoría de granjas. En vacuno de leche, la producción ya ha caído en torno al 15% y en pequeños animales (pollos y conejos) el efecto es muy superior, con mortandad muy acusada.
El tradicional pastoreo de los pequeños rumiantes en las zonas de cultivo de hortalizas de invierno, también ha sufrido mucha merma al haberse adelantado el “agostamiento” de la hierba y de los restos de hortalizas, lo que supondrá un gasto añadido para los ganaderos, sobre los que también está incidiendo, en algunas zonas, los cortes de agua que se están efectuando desde la Mancomunidad de Canales del Taibilla.
COAG