El campo español necesita mano de obra inmigrante para cubrir 200.000 puestos de trabajo eventuales, que no serán atendidos por españoles, advirtió ayer el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Miguel Arias Cañete. La paradoja, añadió el ministro, es que mientras existen trabajadores españoles en paro, éstos se muestran reacios a desplazarse. «Hay muy poca voluntad de movilidad geográfica», indicó Arias Cañete. El president de la Generalitat, Jordi Pujol, por su parte, pidió a los inmigrantes que «hagan un esfuerzo» por adaptarse a la sociedad española y recordó que, aunque el colectivo tiene los mismos derechos que cualquier ciudadano, «también debe asumir sus mismos deberes». Pujol se mostró partidario de modificar la ley de extranjería, pero, dijo, deberían preservarse los derechos «esenciales», entre los que citó la reagrupación familiar de los inmigrantes.
EL PERIÓDICO