Esos factores de orden psicosocial están relacionados, entre otros aspectos, con la imagen negativa de lo rural frente a una idealización de lo urbano, así como con el reparto de papeles sociales en las áreas rurales, donde además de las grandes diferencias de género, las mujeres quedan subordinadas dentro de la organización del trabajo agrícola y ganadero, especialmente a raíz de la mecanización.
Así, en el primer capítulo se analiza la construcción de la identidad social, partiendo de las representaciones sociales y los estereotipos, para continuar estudiando el conocimiento del medio rural y los procesos de desarrollo que lo afectan, el reparto de tareas entre hombres y mujeres, así como la transformación en el papel de las mujeres en el medio rural, y las referencias significativas en la construcción de sus identidades sociales, así como su concepto de lo rural y lo urbano.
En el estudio se constata como las nuevas funciones del medio rural vienen posibilitando la inserción socioeconómica, especialmente en el sector servicios, en el que las mujeres están encontrando una vinculación entre su papel tradicional y las nuevas áreas de profesionalización.
También se incluye un análisis de las entrevistas realizadas a mujeres rurales sobre las representaciones sociales de lo rural y lo urbano, así como sobre sus experiencias vitales y perspectivas de futuro, recogiéndose en el capítulo dedicado a las conclusiones las posibles actuaciones para un desarrollo rural con perspectiva de género, basadas en la valorización de los roles profesionales y sociales de las mujeres, para lograr mejorar su calidad de vida y promover un desarrollo integral sostenible.
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