La Comisión Europea trató en 2009 de convencer a los Veintisiete en esta dirección, pero chocó con las reservas de los países mediterráneos, entre ellos España y Francia, que prefirieron recortes en las posibilidades de capturas antes que prohibirlo.
Para la organización ecologista Greenpeace, el informe adoptado este miércoles en el Parlamento Europeo es un paso más hacia una protección más estricta de una especie que está en peligro.
La directora de las campañas de Océanos de Greenpeace Europa, Saskia Richartz, pidió al Ejecutivo comunitario y a los países mediterráneos que no ignoren los «crecientes llamamientos» para salvar el atún rojo.
Por su parte, la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, evitó valorar la acción del Parlamento Europeo y abogó por mostrar «prudencia» hasta que la nueva Comisión Europea «se pronuncie» sobre esta cuestión.
En declaraciones a los medios tras comparecer ante la comisión de Agricultura de la Eurocámara, Espinosa dijo que cuando se conozca la posición de la nueva Comisión Europea se podrá «empezar el debate para que las posturas sean coincidentes, si es que no lo son ya».
El atún rojo es un recurso de gran valor comercial en mercados como el japonés, pero que se encuentra en una situación crítica por el exceso de pesca. Se captura principalmente en el Atlántico y en el Mediterráneo.
Europa Press