En 1986, el Gobierno de Castilla-La Mancha abrió, a través de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de esta comunidad, una línea de investigación para buscar alternativas a nuestros cultivos tradicionales de secano. Quince años después, esta línea inicial de investigación y varios proyectos derivados han ratificado que existe un cultivo que se adapta perfectamente a las condiciones de suelo y clima de nuestra región y que arroja, además, una alta rentabilidad en el mercado, el pistacho.
Todas estas investigaciones se han llevado a cabo en las fincas experimentales del Centro de Mejora Agraria El Chaparrillo de Ciudad Real, que ha dirigido los estudios realizados a lo largo de estos años, y en diferentes campos de ensayo distribuidos por toda la región.
La evolución de los pistacheros en las fincas experimentales ha demostrado que puede cultivarse perfectamente en Castilla-La Mancha en las mismas condiciones que la vid o el olivo porque el pistacho es un fruto que precisa suelos no arcillosos, soporta bien la baja pluviometría y necesita veranos calurosos para madurar.
Las yemas de pistachero se injertan en el terebinto o cornicabra, un arbusto que crece de forma espontanea en nuestros montes que no hay que confundir con la variedad de olivo del mismo nombre. La primera producción provechosa puede obtenerse al cuarto año del injerto y a partir del décimo año puede superar el millón y medio de pesetas de rentabilidad por hectárea de secano.
El pistacho es el fruto seco con menos grasas y calorías y el de más proteínas, hierro y vitamina A. Tiene un alto contenido en fibra y muy poco colesterol y, además de cómo fruto seco, se utiliza en las industrias de repostería y cosmética. España importa actualmente doce mil toneladas anuales de pistachos.
Estas características orgánicas, la aceptación en el mercado y la facilidad del pistachero para adaptarse a nuestra región ha hecho que en tan sólo tres años Castilla-La Mancha haya pasado de cero a seiscientas hectáreas destinadas a este cultivo y a la creación de una Asociación de Productores de Pistacho que tiene junto al Gobierno regional la intención de difundir este cultivo en nuestra comunidad.
El consejero de Agricultura y Medio Ambiente, Alejandro Alonso, viajó hoy a Ciudad Real para visitar los campos de experimentación de El Chaparrillo. Durante su recorrido, Alonso inspeccionó las parcelas en las que crecen las diferentes variedades de pistachero y comprobó los métodos de recolección, que utilizan la misma maquinaria que se emplea para el almendro o el olivo.
El consejero alabó las investigaciones desarrolladas en El Chaparrillo y destacó su importancia porque han demostrado con datos científicos la viabilidad y rentabilidad de este producto como cultivo alternativo para muchas explotaciones agrícolas de Castilla-La Mancha.
JCCM