Los ambientes salinos del entorno mediterráneo se caracterizan por tener escasa extensión, sobre todo si los comparamos con los de otros tipos de hábitats. Pero, a pesar de su pequeño tamaño, albergan una considerable abundancia de especies, tanto animales como vegetales, de características muy particulares. Aunque este rasgo los hace muy interesantes para la conservación, sus reducidas dimensiones suponen un riesgo para el mantenimiento a largo plazo de las especies y comunidades que albergan . El establecimiento de medidas de gestión encaminadas a conservar estos ambientes únicos requiere comprender la estructura de sus comunidades y las peculiaridades de sus organismos integrantes.
Por este motivo, se han comenzado a investigar algunas de sus especies más singulares y, en concreto, se han fijado como modelo de estudio varios grillos y saltamontes .
A sí pues, el saltamontes de los saladares se distribuye por los ambientes salinos del interior de la península Ibérica, norte de África, sur de Ucrania, Oriente Próximo y Oriente Medio, aunque llega hasta Kazajistán y el extremo occidental de China. Aunque abarca un amplio rango de distribución, la mayoría de sus poblaciones se encuentran muy fragmentadas, lo que limita el intercambio de individuos entre ellas. ¿A qué se debe este hecho? La hipótesis más plausible sobre la distribución actual de los organismos ligados a medios salinos interiores implica una serie de eventos geológicos que tuvieron lugar hace entre 7 y 5 millones de años. A finales del Mioceno una serie de movimientos tectónicos provocaron el cierre del estrecho de Gibraltar y aislaron la cuenca mediterránea del vecino océano Atlántico.
Tanto en el pasado como en la actualidad, se evapora más agua del Mediterráneo de la que aportan los ríos que desembocan en su cuenca. Por lo tanto, el cierre del Estrecho causó una progresiva desecación del mar y la cuenca quedó convertida en una inmensa extensión de terreno salino (debido a la precipitación de las sales disueltas en el agua) salpicada de lagos más o menos extensos. Este cambio permitió la expansión de muchas especies animales y vegetales asociadas a dichos ambientes esteparios durante el periodo que se ha denominado “crisis salina del Mesiniense”, en honor a la ciudad siciliana de Messina (Italia), donde los científicos obtuvieron evidencias científicas de este evento geológico.
Quercus