Según estudios del Instituto Nacional de Economía Agraria (INEA) el precio de la tierra en Italia ha experimentado un aumento del 4,1% en 2002, algo inferior al de los dos años precedentes, pero que se sitúa por encima del aumento experimentado por el índice de precios al consumo, en el mismo periodo.
En términos reales el patrimonio crece el 1,7%, confirmando la gradual recuperación de los últimos seis años, tras la fuerte caída sufrida en la primera mitad de los años noventa. El mercado de la tierra continúa caracterizándose por una actividad de compraventa limitada.
Por parte de la oferta, los operadores se retraen esperando nuevos incrementos de los precios y ante la falta de alternativas válidas de reinversión y ganancias en otros mercados inmobiliarios o financieros. Para la demanda, sin embargo, los precios demasiados elevados frenan a los compradores, ante la dificultad de rentabilizar oportunamente el capital necesario para la adquisición.
La actividad de compra-venta resulta relativamente dinámica únicamente en las áreas más fértiles y de mayor rentabilidad. Allí donde no son previsibles incrementos significativos del valor de las tierras y la actividad agrícola no ofrece una gran rentabilidad, cae el interés de los inversores y la oferta puede fácilmente superar a la demanda.
Los valores que, como media nacional, se sitúan en torno a los 15.000 euros/ha, alcanzan niveles muchos más altos en las regiones septentrionales y, en especial, en tierras idóneas para el viñedo. El valor medio de estas superficies varía entre los 50.000 y 90.000 euros, aunque en las mejores zonas pueden superar los 150.000 a 200.000 euros por hectárea. En el centro sur los valores medios se sitúan en torno a los 10.000 a 15.000 euros por hectárea, con valores máximos de 50.000 a 60.000 euros, para las zonas de viñas o agrios
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