Los 726 incendios que ha sufrido la región de Castila-La Mancha desde el 1 de enero al 15 de octubre han supuesto un total de superficie quemada de 7.926,60 hectáreas, lo que nos sitúa ante una de las campañas más complicadas de los últimos 20 años, si bien es superada por la superficie forestal quemada en 1985, 1991 y 1994. Las adversas condiciones climatológicas –el verano más seco de los últimos años, con precipitaciones inferiores a los 10 litros durante los meses de julio, agosto y septiembre, y los fuertes vientos racheados, de entre 50 y 70 kilómetros por hora-, unido a la gran cantidad de biomasa forestal seca y las negligencias, han sido las causas principales de los 726 incendios que ha sufrido Castilla-La Mancha desde el 1 de enero al 15 de octubre de este año. Así lo afirmó hoy el consejero de Agricultura y Medio Ambiente, Alejandro Alonso, quien compareció hoy a petición propia en la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente para informar, una vez finalizada, sobre el desarrollo de la campaña de contra incendios de este año. Alonso explicó que las condiciones climatológicas han sido tan adversas que “este año “ya estabamos en situación de alerta a finales del mes de febrero, por lo que hubo de anticipar una serie de medidas preventivas, que normalmente no se ponen en marcha hasta los meses de primavera –abril, mayo y junio-“. Esta climatología adversa -un invierno muy seco, una gran cantidad de lluvias entre el 22 de marzo y el 31 de mayo y la escasez prácticamente total de precipitaciones durante los tres meses estivales- dieron lugar al desarrollo de una gran cantidad de vegetación herbácea, que a partir del mes de julio se convirtió en combustible vegetal que ha favorecido la propagación de los incendios. A esta gran cantidad de biomasa forestal y a las negligencias–explicó el consejero- hay que unir los fuertes vientos racheados de poniente que han sido los desencadenantes y propagadores de los grandes incendios que ha sufrido nuestra región este año y que han supuesto un total de 7.926,60 hectáreas quemadas en nuestra región desde el 1 de enero hasta el 15 de octubre, fecha hasta la que se ha mantenido funcionando el dispositivo contra incendios en las comarcas forestales de la Comunidad Autónoma. “A la vista de estos datos, se vuelve a poner de manifiesto la decisiva importancia que juegan las condiciones meteorológicas en el desarrollo de las campañas contra incendios, así como que debido al gran número de parámetros que intervienen en el desarrollo de la misma siempre existe un alto grado de incertidumbre sobre el resultado final de estas campañas, con independencia de los recursos que se destinen a las mismas”, señaló Alonso. En este sentido, el consejero señaló que a la vista de los gráficos y de la evolución de los incendios, con dientes de sierra muy acusados cada 4 ó 5 años, parece que se puede hablar de que los condicionantes meteorológicos tienen un comportamiento cíclico que incide la evolución de los incendios y los resultados de las campañas. 3.440 millones y 2.641 personas se destinaron a la lucha contra incendios Tras hacer un exhaustivo repaso de los equipos de vigilancia, detección y extinción tanto terrestres como aéreos desplegados por la Consejería en esta campaña, Alonso recordó que para la campaña contra incendios de este año se han destinado 3.440 millones de pesetas, de los que 3.090 fueron aportados por el Gobierno regional y 310 millones por la Administración central, así como que un total de 2.640 personas han trabajado en las labores de prevención, vigilancia y extinción de los incendios. A pesar de todos estos medios, superiores a los de años anteriores, en Castilla-La Mancha se han registrado un total de 726 incendios forestales, de los que 229 fueron en la provincia de Toledo, 147 en la de Cuenca, 138 en la de Guadalajara, 130 en Ciudad Real y 82 en Albacete. Del total de incendios sufridos este año, 374 fueron menores de una hectárea (conatos); 236 fueron mayores de 1 hectáreas, pero menores de 5 hectáreas; y 116 incendios fueron superiores a las 5 hectáreas. Esto significa que “el 51,1% de los fuegos fueron controlados y extinguidos en fase de conato, el 32,5% cuando eran menores de cinco hectáreas y sólo el 16% de los fuegos quemaron más de cinco hectáreas”. No obstante y a pesar de que más del 83% de los incendios pudieron controlarse en sus primeras fases de desarrollo, en Castilla-La Mancha ardieron un total de 7.926,60 hectáreas, la cifra más alta de los últimos 6 años, sólo superada en 1991, con más de 10.000 hectáreas y en 1994, con más de 32.000 hectáreas quemadas. Como dato positivo, hay que señalar que el número de incendios este año fue muy superior a los producidos esos años, por lo que, en términos relativos, la incidencia de los fuegos ha sido menor. Asimismo, el consejero destacó que Castilla-La Mancha no se encuentra entre las Comunidades Autónomas con mayor incidencia de incendios y de hectáreas quemadas. Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, entre 1996 y 1999, Galicia fue la región con más incendios, seguida de Castilla y León y de Asturias, mientras que por el número de hectáreas arrasadas por el fuego se encuentran en primer lugar Castilla y León, seguida de Galicia y de Cataluña. Siguiendo la información que facilita el Ministerio de Medio Ambiente en su Informe de Coyuntura del mes de noviembre de 2000, en España la superficie forestal afectada ha sido el 0,533%, mientras que en Castilla-La Mancha ha sido del 0,423%. “Y les recuerdo que Castilla-La Mancha cuenta con una superficie forestal de 1.870.000 hectáreas”, dijo Alonso.
CASTILLA-LA MANCHA