Elena Espinosa subraya la necesidad de mayor participación pública en la administración hidráulica

Asimismo, la Ministra ha indicado que la dirección de una confederación hidrográfica supone un ejercicio de enorme responsabilidad que, en este caso, se le ha encomendado a Francisco Fernández Liñares. Sobre él recaerá la gestión de una nueva confederación, la del Miño-Sil, que tendrá a su cargo la gestión hidráulica de cerca de 20.000 kilómetros cuadrados repartidos entre seis provincias: Orense y Lugo principalmente, pero también Pontevedra, León, Zamora y, en menor medida, Asturias.

Esta gestión, ha subrayado Elena Espinosa, deberá desarrollarla en sintonía con las nuevas orientaciones de la política del agua impulsadas por el Gobierno desde la pasada Legislatura. Esto es, acorde con la prioridad otorgada en la Directiva Marco del Agua a la gestión de los recursos hídricos y a la consecución de objetivos medio-ambientales.

Asimismo, ha reconocido Elena Espinosa, adecuar la política del agua a la legislación y a los criterios de la Unión Europea implica introducir mayores exigencias de racionalidad económica, sostenibilidad ambiental y participación pública en la administración hidráulica.

La Ministra ha señalado que se trata de poner en marcha un organismo «nuevo»; eficaz y moderno, con el objetivo de lograr una gestión sostenible de los recursos hídricos. Por ello, se debe trabajar para mejorar la gestión integral en cada una de las Cuencas. Una labor en la que el Ministerio, con las Confederaciones como actores principales, está trabajando activamente en este momento.

Por último, Elena Espinosa ha puesto de manifiesto que la finalización en 2009 de los diferentes Planes de Cuenca va a suponer, en cada una de las demarcaciones, un verdadero pacto en torno al agua. Un pacto que nace de cada uno de los territorios; entre los diferentes usos y entre los diversos agentes implicados (tanto económicos, como sociales y ambientales).

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