Elvira Rodríguez: ‘La eficiencia, el ahorro y la racionalidad son la base de gestión del agua’

La ministra de Medio Ambiente, Elvira Rodríguez, afirmó ayer que la obligación de las administraciones es «afrontar el futuro teniendo en cuenta que la eficiencia, el ahorro y la racionalidad deben ser la base de la gestión del agua», un bien que, según recordó, es «escaso» y cuyo uso «debe ir estrechamente unido al ahorro». En este sentido, recordó que el Plan Hidrológico Nacional dedica más del 80% de su presupuesto total a actuaciones destinadas a mejorar el ahorro y la eficiencia en la gestión del agua».

Elvira Rodríguez, acompañada por el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, inauguró la nueva desaladora del Canal de Alicante, una instalación que permitirá «dar un paso significativo para aportar garantías a los abastecimientos de Alicante y Elche, proporcionar oportunidades que beneficien a toda esta región y, un aspecto fundamental, que los ciudadanos tengan agua todo el año».

«El objetivo del Ministerio de Medio Ambiente es el de garantizar, complementariamente con los recursos procedentes del Trasvase del Bajo Ebro el abastecimiento actual y futuro de la población», añadió.

En este punto, la ministra se refirió a «supuestos planes y alternativas propuestas» para resolver los problemas de agua en las distintas comunidades y recordó que «frente a esta novedosa tormenta de ocurrencias, el Plan Hidrológico, aprobado por el Gobierno y el Parlamento, es un plan serio, sereno, estudiado con minuciosidad, que da respuestas globales para todo el territorio, que no se modifica según convenga en una región u otra, que no se emplea de manera diferente según lo que se quiere oír en cada punto del país, sino que plantea un esfuerzo de cohesión territorial beneficioso para todos los españoles».

50 MILLONES DE LITROS AL DÍA

La nueva desaladora del Canal de Alicante produce 50 millones de litros de agua potable al día, es decir, 18 hectómetros cúbicos anuales, con lo que se sitúa entre las mayores de España, y abastece a los municipios de Alicante, Elche, Santa Pola y San Vicente de Raspeig, con una población aproximada de 600.000 municipios, 800.000 en verano.

No obstante, al pertenecer a la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, organismo del Ministerio de Medio Ambiente que abastece a 77 municipios de Alicante, Murcia y Albacete, con una población estable de 2 millones de habitantes que en época estival supera los 3 millones, beneficia a todo el conjunto, ya que los recursos hídricos habituales -del río Taibilla y del Trasvase Tajo-Segura– podrán ser repartidos entre el resto de municipios.

En esta instalación se han invertido 52,6 millones de euros, financiados al 85% con fondos europeos. Su gestión correrá a cargo de un concesionario, la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Ferrovial, Necso, Cadagua e Infilco, durante los próximos 15 años.

Para su funcionamiento utiliza energía eléctrica, y emplea para la desalación de agua un procedimiento de ósmosis inversa, acompañado de un pretratamiento y un postratamiento.

Durante el pretratamiento, el agua captada a través de 18 pozos se somete a un proceso de desinfección y de coagulación, con el fin de agrupar las partículas en suspensión que se encuentran en el agua marina. Esa agua pasa entonces por unas piscinas con lecho de arena, elemento que actúa de filtro para retener dichas partículas.

Todo el proceso de pretratamiento está orientado a que el agua se encuentre en las mejores condiciones para aplicarla el procedimiento de Ósmosis Inversa, que consiste en someter el agua salada a presión y hacerla pasar por una membrana, similar a un filtro. La presión ejercida -equivalente a lanzar el agua a 700 metros de altura- hace pasar parte del agua a un compartimento -el agua desalada- mientras que el resto se queda en otro compartimento junto con la concentración de sales.

Posteriormente, el agua desalada se somete a un postratamiento para que cumpla con todos los requisitos de potabilización. De esta forma, queda lista para su consumo humano.

LA POSIDONIA, A SALVO

Por otro lado, el agua de rechazo es conducida hasta un punto de la costa donde se vierte al mar. Así se ha determinado después de que un estudio elaborado por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) y la Universidad de Alicante fijara que la concentración de sal del agua vertida desaparece a 1.200 metros de longitud desde la costa. Existe, por tanto, una distancia de seguridad importante para proteger la Posidonia oceánica, planta fanerógama de alto valor ecológico cuyas primeras matas aparecen a 1.600 metros de distancia y las praderas a no menos 2.100 metros.

Además, se han adoptado una serie de medidas para que el impacto de esta desaladora sea mínimo, como son la instalación de una planta para el tratamiento de efluentes resultantes del proceso de desalación, la colocación de cerramientos especiales para suprimir la contaminación acústica y, sobre todo, un sistema de gestión ambiental conforme a las exigencias de la norma de calidad ISO 14001.

Junto a ello, se ha puesto en marcha un programa de vigilancia ambiental muy exhaustivo que exige la toma de muestras constante -tanto del agua salada, como de la desalada y la de vertido-.

DESALADORAS, UNA SOLUCIÓN COMPLEMENTARIA

A esta desaladora se sumarán otras tres instalaciones similares -en San Pedro del Pinatar, Alicante y Campo de Cartagena- que se pondrán en marcha de manera sucesiva hasta el 2006 para garantizar, en el corto plazo, el abastecimiento de agua a la población hasta que el trasvase desde el Bajo Ebro sea efectivo.

El Plan Hidrológico Nacional recoge la creación de 44 desaladoras, parte de las cuales, como las ya citadas, se ubican en el Levante español como medida complementaria y de emergencia para solucionar los problemas hídricos de la zona.

Sin embargo, son instalaciones que tienen inconvenientes, como las emisiones de CO2 a la atmósfera -dado el volumen de energía que necesitan, dos o tres veces más que el que precisa el trasvase del Bajo Ebro- o el vertido de salmuera (agua con alta concentración de sal) al mar -ya que afecta a las poblaciones de Posidonia Oceánica-. En el caso de la nueva desaladora del Canal de Alicante, esta especie vegetal no se verá perjudicada, según se desprende de los estudios mencionados.

Por ello, el Plan Hidrológico Nacional incluye las desaladoras necesarias para solucionar de forma urgente una parte del déficit hídrico del sureste español y que sirve de complemento a la solución principal: el trasvase del Bajo Ebro.

MMA

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