Un dato a destacar es que el 28,12% de los convenios, en la cláusula de revisión, recoge la salvaguarda de un incremento mínimo garantizado. Este mínimo va del 0,5% (convenio de panaderías de Granada) al 2% (convenio de industrias vinícolas de Murcia).
En cualquier caso, el número de convenios registrados durante el Iº trimestre de 2010, está aún muy lejos de los 329 registrados durante todo el 2009. Este contraste puede indicar un retraso en la negociación colectiva, debido a que las representaciones empresariales prefieren esperar los resultados finales de la reforma laboral, antes de abordar el proceso de negociación colectiva con los sindicatos del sector.
También resaltar que la negociación colectiva de 2009, con un registro de 329 convenios colectivos, es reflejo de la composición del tejido industrial agroalimentario y que la atomización de la negociación colectiva, corresponde a la atomización del sector. No obstante, este no es el único problema que este apartado de las relaciones laborales presenta en nuestro sector, pues en las mesas de negociación tenemos que responder a las reivindicaciones de las trabajadoras y trabajadores de grandes empresas, medianas y pequeñas. Es imprescndible atender a las necesidades de las empresas en las pretendemos aplicar el convenio colectivo y, esto no es fácil.
Por tanto, es necesario abordar un debate serio y sosegado entre las partes implicadas en la negociación colectiva agroalimentaria y agilizar sus conclusiones. La Federación Agroalimentaria de UGT está convencida de que dicha discusión debe centrarse en la reducción de ámbitos de negociación, creando perímetros nacionales de discusión, en el ámbito sectorial inferior al estatal, partiendo de modelos como los del Acuerdo Marcos de Hostelería o Construcción.
También en el ámbito sectorial estatal, deberíamos tratar de integrar convenios estatales como el de Helados, en el de Lácteas u otros muy similares en actividades. La idea de agrupar actividades como las de turrones y mazapanes, chocolates, dulces, chicles y golosinas, etc. en un gran Convenio Colectivo Estatal del Dulce, podría no solo regular socialmente un sector importante de nuestra industria, sino que también colaboraría en la reducción de la competencia desleal entre las empresa.
De igual manera, sería interesante y unificar actividades como las pastas alimenticias, galletas, masas, bollería y panadería industrial y artesanal, etc., en un gran convenio colectivo estatal de elaboración de productos derivados de la Harina.
Por último, en la negociación colectiva agroalimentaria, es fundamental discutir sobre las empresas multi-productos y por tanto, abordar la ampliación de los ámbitos funcionales de los convenios colectivos, para recoger las actividades que la evolución de estas empresas hayan creado y creen en el futuro.
Estas propuestas en forma de reflexiones, se harán llegar desde la Federación Agroalimentaria de UGT a la patronal del sector (FIAB), con la intención de hacer posible la creación de un escenario de discusión que permita avanzar en la proyección de la negociación colectiva y que se consolide como una herramienta en manos de trabajadores y empresarios con la que facilitar la solución de sus problemas.
UGT Alimentaria