Es necesaria una estrategia internacional para erradicar la fiebre aftosa

Es necesaria una estrategia internacional concertada para controlar de forma efectiva la amenaza mundial de fiebre aftosa, para combatirla y eliminarla de raíz. De la estrategia debe formar parte una ayuda más consistente a los países en vías de desarrollo donde el virus es endémico, ha dicho Jacques Diouf, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Diouf pronunció estas palabras durante la Conferencia internacional sobre la prevención y el control de la fiebre aftosa, organizada por Bélgica, entre los días 12 y 13 de diciembre, en Bruselas, y en la que participan los ministros con competencia en la materia del Reino Unido y los Países Bajos, así como la Comisión Europea y diversos expertos y representantes de otros países.

"Ayudar a los países en vías de desarrollo a atajar y erradicar eficazmente las enfermedades transfronterizas de los animales redunda en beneficio de la agricultura y del ganado, tanto en los países ricos como en los pobres", dijo Diouf, y añadió que la Unión Europea, que ha sufrido recientemente un grave brote de fiebre aftosa, se encuentra en una posición privilegiada para promover la acción internacional contra esta enfermedad. Entre otras medidas, el Director General de la FAO instó a la comunidad internacional a establecer una información mundial efectiva y un sistema de alerta para las enfermedades transfronterizas de los animales.

Ningún país o región que pretenda hacer frente aisladamente a la fiebre aftosa puede obtener un éxito duradero, subrayó Diouf. Esta enfermedad es muy contagiosa y el virus puede difundirse con gran rapidez a través de la circulación de animales infectados o de productos animales, así como a través de objetos contaminados (por ejemplo, camiones de transporte).

"Los últimos diez años han sido testigos de gravísimas epidemias de fiebre aftosa provocadas por la entrada de la enfermedad en países que hasta entonces se habían librado de ella", añadió Diouf.

El brote de fiebre aftosa de estos años en Reino Unido fue debido a la cepa panasiática del virus. Esta forma es particularmente virulenta y fue detectada por vez primera en el Sur de Asia, desde donde se difundió al Sudeste asiático y a los países del Este asiático. Se propagó también por Oriente Medio, Grecia y Bulgaria en 1996, así como en Sudáfrica durante el año 2000. Muchos de los países afectados no habían sufrido la fiebre aftosa durante muchos años.

La misma cepa se difundió en Reino Unido a primeros de este año, y de allí pasó a Irlanda, Francia y los Países Bajos. En Europa, más de cuatro millones de animales fueron sacrificados durante 2001 para evitar la propagación de la epidemia.

Un reciente análisis de evaluación del peligro, elaborado por la FAO, ha demostrado que el 50 por ciento de los casos de fiebre aftosa en Europa se produce mediante: circulación ilegal de ganado o productos animales, alimentos transportados por turistas o inmigrantes y comercio legal de productos animales.

"El refuerzo de los controles de las fronteras nacionales y de las inspecciones de servicios no serán suficientes para hacer frente al peligro de la difusión internacional de la fiebre aftosa", ha dicho Diouf. "Necesitamos un plan mundial para contener y controlar de forma progresiva la fiebre aftosa desde su origen, en las zonas donde todavía es endémica". Estas zonas endémicas están situadas en Africa, Oriente Próximo, Asia y Sudamérica.

El Director General de la FAO ha hecho referencia también a otras enfermedades transfronterizas, como la fiebre porcina clásica, que ha provocado graves pérdidas en los Países Bajos, Alemania, Reino Unido y España; la fiebre porcina africana, que produjo una gravísima epidemia en Africa Occidental y en varias zonas del este y el sur de Africa y que, en algunas ocasiones amenaza la Península Ibérica. Esta enfermedad representa la amenaza más grave a la industria porcina en Africa. Entre 1996 y 1999, la fiebre aftosa acarreó pérdidas del 50 por ciento en la población porcina del Africa Occidental.

Las enfermedades transfronterizas de los animales repercuten también en el sustento de millones de campesinos de los países en desarrollo y obstaculizan sus posibilidades de beneficiarse del rápido aumento de la producción y el comercio animal, previsto para los próximos 20 años, que les brindaría la oportunidad de escapar del hambre y la pobreza.

"Necesitamos una vigilancia global, basada en la evaluación del peligro para mejorar los conocimientos específicos acerca de dónde se localizan determinadas enfermedades transfronterizas de los animales y para establecer estrategias de intervención concretas", ha dicho Diouf. A este propósito, el Director General de la FAO ha mencionado la brillante experiencia del Sistema de Prevención de Emergencia de Plagas y Enfermedades transfronterizas de animales y plantas (EMPRES) de la FAO en la lucha contra la peste bovina que, durante muchos años, representó una enfermedad transfronteriza extremadamente peligrosa y en un plazo de 10 años podría estar erradicada definitivamente. Por ello, el EMPRES podría dar una aportación considerable a una acción global contra la fiebre aftosa.

Un sistema de alerta e información global podría tomar en consideración los informes del sistema internacional de notificación oficial, así como los datos que resultan de la investigación sobre el terreno y de los estudios epidemiológicos para facilitar su previsión y alertar de ellos puntualmente.

Es necesario reforzar la capacidad internacional para aportar ayuda en la detección temprana, los planes contingentes y el freno de nuevos brotes que hagan suponer la existencia de enfermedades transfronterizas de los animales en los países en desarrollo. Las inspecciones veterinarias deben mejorar. El sistema normativo y de regulación internacional de la Oficina Internacional de Epizootias (OIE) también debe ser reforzado para establecer una regulación basada en presupuestos científicos y en la competencia leal.

FAO

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