En el marco del Curso Internacional de desarrollo rural con enfoque territorial que está tendiendo lugar en Cartagena de Indias, Colombia, el Director General de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Francisco Amarillo, ha desarrollado una ponencia sobre el mundo rural en el Siglo XXI, en la que ha planteado los logros conseguidos y los retos que se presentan para conseguir el crecimiento y el progreso en el ámbito rural.
Francisco Amarillo ha iniciado su exposición señalando que por muy rural que sea una comarca, la actividad rural será fundamental, pero nunca exclusiva, constituyendo este binomio de actividad agraria y restantes actividades económicas la base en que se mueve el mundo rural en el siglo XXI.
En este sentido ha hecho referencia al debate surgido en Europa sobre la forma de abordar el desarrollo rural entre posiciones más «agraristas», las de aquéllos que centran el desarrollo del mundo rural en la actividad agraria de manera muy predominante, y las «ruralistas» que por el contrario transcienden de lo agrario para buscar en otras actividades colaterales o independientes a él, el desarrollo rural.
Sobre esta cuestión, el Director General ha señalado que ambas posturas son compatibles, ya que sin desarrollo agrario no podrá haber desarrollo rural, al igual que con solo desarrollo agrario, tampoco puede haber desarrollo rural, siendo este el marco básico en el que tienen que aplicarse las legislaciones que propicien el crecimiento y el progreso en el mundo rural.
Analizando el concepto de plurifuncionalidad acuñado en la Unión Europea, Francisco Amarillo ha puntualizado que se trata de un término generalizable a modelos agrarios muy distintos, indicando que en general actividades relacionadas en principio, aunque sea indirectamente con la actividad agraria, como el turismo rural, los procesos agroindustriales de carácter artesanal, o la artesanía, pueden generar y de hecho generan una actividad agraria muy digna de tenerse en cuenta.
Sin embargo, ha señalado que todo esto resultará insuficiente para desarrollar el medio rural si no se actúa sobre él con políticas generales que viabilicen el mismo, en concreto con una política de infraestructuras que permita las comunicaciones sin las cuales es imposible el desarrollo, de extensión de la educación y de la sanidad, junto a marcos económicos y laborales que posibiliten la financiación privada, motor básico de la economía, acudiendo esta con proyectos creadores de riqueza y de trabajo, de forma que el desarrollo del mundo rural pase por el Desarrollo Económico con mayúsculas.
También ha abordado el tema de la emigración hacia los núcleos urbanos, indicando que si bien será difícil terminar con ese éxodo, es uno de los objetivos del desarrollo rural fijar en los propios medios rurales al mayor número posible de su población, añadiendo que el dimensionamiento económico necesario para tener una empresa agraria competitiva, va a llevar a que muchos activos agrarios se vean obligados o a complementar su renta o a buscar otras alternativas laborales, resultando siempre mas eficaz y más económico el poderlo hacer dentro del medio rural, que el trauma del éxodo campesino hacia las urbes.
PARTICULARIDADES DE LA PRODUCCIÓN AGRARIA
En su exposición, el Director General ha analizado también las singularidades de la producción agraria, destacando que esta es siempre aleatoria dependiendo de condicionantes climáticos y biológicos, además de perecedera, acumulándose de forma estacional de forma que se puede producir la saturación de los mercados.
También ha destacado como la oferta está siempre muy dispersa respecto a una demanda mucho más concentrada, con lo que la tendencia natural de los precios agrarios es desde el punto de vista estructural a la baja, y tan sólo la contracción de la oferta por razones climáticas, biológicas o de otra naturaleza es la que puede producir una subida de los precios.
Frente a estas particularidades ha valorado el papel de los avances tecnológicos a la hora de controlar y disminuir las dificultades de la producción agraria, señalando que la mejora de las labores culturales, el riego, los mejores conocimientos de fisiología vegetal y animal que permiten una aplicación de fertilizantes, plaguicidas y herbicidas más adecuada, junto a una utilización más eficaz de los piensos o los avances de la biotecnología, permiten que algunos de los inconvenientes básicos de la producción agraria, cuenten con elementos de matización y control.
Pero en todo caso, ha añadido, las producciones agrarias tienen un carácter esencialmente distinto de las industriales, en ellas es muy difícil establecer previsiones estadísticas de producción que resultan esenciales a la hora de planificar los mecanismos de comercialización y las previsiones de precios. Por lo tanto esta concepción singular de las producciones agrarias deberá seguirse manteniendo en el siglo XXI, pero también es verdad que progresivamente irá atenuándose, y la evidencia de que dentro de su singularidad la actividad agraria es una actividad económica más, irá teniendo más fuerza.
VERTEBRACIÓN DEL SECTOR PRODUCTIVO
En relación con el movimiento cooperativo, el Director General ha señalado que la vertebración del sector agrario impone la cooperativización del sector productivo agrario. La agricultura europea, afirmó, está fuertemente cooperativizada y, sin diferencia entre explotaciones pequeñas, medianas o grandes, la tendencia a formar grandes cooperativas de primer grado, que se unen entre sí para formar grupos de cooperativas de primer y segundo grado, han sido y son elementos clave para el desarrollo rural, en cualquier parte del mundo.
De lo que se trata, ha concretado Francisco Amarillo, es de que los activos agrarios dispongan de un movimiento cooperativo fuerte que les permita adquirir sus fertilizantes, semillas, resto de insumos agrarios, con una economía de escala que abarate sus precios, e incluso, entrar en la transformación de los mismos, e igual podemos decir de los piensos o de los restantes insumos agrarios, de tener fábricas que sean capaces de transformar estos productos y de una red de distribución que les permita venderlos, pero en las mismas condiciones y con instalaciones similares a como lo hacen los grandes grupos de distribución.
De manera progresiva, ha añadido, hay que ir introduciendo en los medios rurales, si se quiere potenciar el desarrollo de estos, dos elementos muy importantes para la estabilización de los activos agrarios, uno de ellos son los mecanismos especializados de financiación en el sector y otro, aquellas medidas que paguen o maticen las bruscas oscilaciones de carácter puntual de las rentas agrarias por condicionantes climáticos, o biológicos adversos.
En relación con los seguros agrarios ha señalado que los procesos de normalización de rentas deben ser cubiertos por el seguro agrario, pero este seguro no puede tener la misma filosofía ni los mismos mecanismos que los seguros propiamente privados, por lo que hay que establecer mecanismos, y sobre esto ya se cuenta con una larga experiencia, tanto en la Unión Europea como en España, que permitan desarrollar una actuación aseguradora que, sin romper los mecanismos generales del mundo del seguro, posibilite que sea soportable para las entidades aseguradoras y beneficioso para los agricultores.
Finalmente el Director General ha manifestado su confianza en el futuro señalando que, salvo en zonas muy concretas del mundo, en las que la ayuda externa es obligada, en el resto el mundo rural podrá desarrollarse por sí mismo, siempre y cuando los propios actores, es decir las poblaciones rurales, tomen conciencia de su situación, para que de una manera, paulatina, creativa, eficaz inicien estos movimientos de vertebración, concienciación y formación, que les permita transformarse en agentes económicos e interlocutores sociales. En este despegue jugarán también un importante papel los propios gobiernos, que deberán tener una sensibilidad especial respecto al mundo rural para crear los marcos legales específicos que permitan este desarrollo.
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