«Lo que más nos preocupa es el peral y el manzano, aunque el fuego bacteriano también afecta a otros árboles frutales de hueso, como el membrillo, y a plantas ornamentales, forestales y silvestres», explica José Luis Palomo Gómez, técnico del centro responsable del área de bacteriología que ha participado hoy en el curso de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Salamanca Implicaciones biológicas, ecológicas, medioambientales y prácticas de las interacciones entre los microorganismos y las plantas.
La enfermedad se conoce como fuego bacteriano porque deja un aspecto quemado y, en los casos más graves puede producir la muerte de la planta en muy poco tiempo. Además, la bacteria Erwinia amylovora tiene una gran facilidad de propagación y no existen tratamientos químicos efectivos, de manera que generalmente se aísla la zona en la que se ha localizado.
«Es una enfermedad que está causando bastantes daños en la comunidad, sobre todo en la provincia de León», señala el experto. Como se trata de un patógeno de cuarentena, en cuanto los técnicos encuentran un foco de la bacteria tienen que actuar y establecer una serie de medidas de erradicación para evitar que se pueda extender a otras zonas.
«Como consecuencia de distintas investigaciones internacionales se han desarrollado nuevos métodos de diagnóstico, pero ahora es necesario establecer en los laboratorios de diferentes partes del mundo si esos métodos de diagnóstico son efectivos para detectar la bacteria de una forma fiable y sobre todo si estos métodos son aplicables a todo tipo de condiciones en todo el mundo», apunta José Luis Palomo Gómez.
El clima, la forma de trabajar los cultivos o el funcionamiento de los propios laboratorios puede cambiar, según explica, así que es necesario comprobar las fórmulas de diagnóstico teniendo en cuenta todas las variables.
Europa Press