Así, recordó que el agua constituye un «elemento imprescindible» para la mejora de la seguridad alimentaria, para incrementar la productividad de los cultivos y para favorecer el desarrollo económico de las zonas rurales.
En este sentido, Espinosa afirmó que «ahorrar agua no va a ser suficiente» y que son necesarios los recursos procedentes de la reutilización de las aguas residuales y la desalación cuando sea posible. Además, insistió en la necesidad de seguir explorando nuevas vías para obtener estos recursos con el menor consumo energético posible para rebajar su coste y su repercusión ambiental.
Por otra parte, la ministra consideró fundamental implicar a la población y a los agricultores en la lucha contra la sequía y recordó que los Gobiernos tienen un papel fundamental en la puesta en marcha de políticas que fomenten el aprovechamiento del agua, ahorrando, reutilizando, buscando nuevos recursos y realizando las inversiones necesarias en regadíos.
Espinosa indicó que otra de las consecuencias del cambio climático es la intensidad de algunos fenómenos climatológicos que causan grandes alteraciones en las cosechas y que provocan la variación de la renta de los agricultores.
En su opinión, una de las mejores políticas de adaptación a las consecuencias del cambio climático es la de «disponer de una buena política de gestión de riesgos que proteja al agricultor de las disminuciones bruscas de renta que pueden suponer los riesgos climáticos».
Europa Press