El convenio, suscrito por el director general del INIA, Pedro Castañera Domínguez, y por el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad del Gobierno de Cantabria, Jesús Oria, tendrá una vigencia hasta el 31 de septiembre de 2011, si bien podrá ser prorrogado, cada vez por un año hasta un máximo de dos veces.
Según la documentación del Centro de Investigación y Formación Agrarias (CIFA), consultada por esta agencia, los objetivos del proyecto son conocer el origen de esos dos agentes zoonóticos; constatar la influencia de otros residuos que recibe el estercolero sobre la persistencia de dichos agentes durante el tiempo de almacenamiento de los purines; y estudiar las diferencias entre las deyecciones excretadas en explotaciones de producción ecológica, y las de producción convencional.
Además, se valorará la persistencia de los agentes zoonóticos en los cultivos herbáceos abonados con los estiércoles o purines contaminados con estos microorganismos; y se recogerá en un código de buenas prácticas, las recomendaciones de manejo de los estiércoles y purines, de los cultivos herbáceos, y de la alimentación animal, con el fin de evitar la recirculación de estos patógenos en las explotaciones de ganado vacuno de leche.
Según explica la coordinadora del trabajo, Patricia Santorum González, la aplicación de los estiércoles y purines sobre los cultivos forrajeros está ampliamente admitida como el método de valorización menos perjudicial para el medio ambiente, si la distribución del residuo no supera los niveles de nitrógeno recomendados por la normativa europea.
Añade la investigadora del CIFA que en las explotaciones de vacuno de leche, los purines se almacenan habitualmente en los estercoleros hasta que las condiciones climáticas y de aprovechamiento de los prados sean adecuadas para su irrigación en terrenos agrícolas.
Sin embargo –indica– este sistema de manejo debe completarse con criterios higiénicos y sanitarios, para adecuarse a la nueva normativa sobre alimentación animal y productos fertilizantes. Las explotaciones incluidas en estos estudios son de pequeña o mediana dimensión, es decir aquellas cuya cuota láctea anual sea menor de 500.000 kilos.
El convenio de colaboración suscrito entre el INIA y el Gobierno de Cantabria, establece que la Administración Regional aportará al Instituto el material biológico necesario para llevar a cabo el proyecto que incluirá la realización de los muestreos incluidos en el proyecto; el envío de las cepas aisladas de Listeria monocytogenes; y el suministro directo al INIA de determinadas muestras ambientales y de productos lácteos para la detección y aislamiento de dicho agente.
Por su parte, el INIA, se encargará del desarrollo y la aplicación de las tecnologías destinadas a mejorar la trazabilidad de Listeria monocytogenes en las explotaciones de vacuno de leche ecológica y convencional, para facilitar su eliminación en los estercoleros y cultivos herbáceos; y de la caracterización de los subtipos (serotipos, pulsotipos y genotipos obtenidos por secuenciación de genes de virulencia) de las cepas de Listeria monocytogenes enviadas desde el Centro de Investigación y Formación Agrarias de Cantabria, entre otros aspectos.
Europa Press