Este insecto fue citado por primera vez en España en 1993, detectándose los primeros daños sobre palmeras localizadas en Motril y Almuñecar. La introducción de esta especie en nuestro país se debe, principalmente, a la importación de palmeras infestadas. En la actualidad, su presencia se ha extendido por todo el litoral mediterráneo, desde Andalucía hasta Cataluña, incluso en las islas Baleares y Canarias.
Uno de los problemas más importantes de la plaga es que, una vez invadida la palmera por el picudo rojo, no se visualiza el daño hasta que éste ya es irreversible, por lo que el único método de actuación eficaz es la tala y posterior trituración.
En este sentido, una de las actuaciones desarrolladas por el equipo de expertos es la detección precoz del picudo en las palmeras ya infestadas. Para ello, los investigadores desarrollan un método basado sensores de tipo acústico que permiten la detección de las larvas del escarabajo en el interior de la planta. La principal aportación de esta herramienta preventiva reside en poder actuar antes de que las palmeras se encuentren en un estado irreversible.
La segunda línea de investigación empleada por los investigadores tiene un componente biológico: un tipo de nematodo (similar a un gusano microscópico) que consigue –en pruebas realizadas- erradicar dicha plaga mediante su efecto depredador. En el laboratorio se ha comprobado que algunas de estas especies de nematodos presentan una eficacia del cien por cien en el control de los estadios inmaduros (larvas y pupas).
A través de este tratamiento se consigue un menor impacto ambiental y una disminución en la generación de residuos frente a la aplicación de compuestos químicos. Asimismo, cuando se ha evaluado la eficacia de estos organismos biológicos en condiciones de semicampo (planta de vivero) se han producido muy buenos resultados en el control de la plaga. De este modo, el proyecto de estos investigadores se presenta como la mejor herramienta para acabar con el insecto.
Andalucia Investiga