En este sentido, los científicos gaditanos concluirán si determinadas especies marinas, como la lubina, el lenguado o la corvina, son capaces de adaptarse a las nuevas dietas, sin que por ello se vea afectada su calidad como producto comercial. En concreto, este grupo de expertos estudiarán y caracterizarán los genes implicados en el metabolismo de lípidos, que podrían verse afectados por el cambio en la alimentación y en la influencia hormonal y nutricional sobre los mismos.
Este proyecto, denominado ‘Estudio del metabolismo de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) en peces: influencia nutricional y hormonal sobre la síntesis de PUFAs’ está catalogado de excelencia y ha sido financiado con 166.536 euros por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía.
PUFAs, ácidos grasos poliinsaturados
Los peces, al igual que otros organismos terrestres, tienen en su composición ácidos grasos poliinsaturados, también conocidos como PUFAs, siglas en inglés de PolyUnsaturated Fatty Acids. Los más conocidos son los omega-3 y los omega-6, ácidos grasos abundantes en los peces, por lo que su consumo en cantidades adecuadas resulta beneficioso y necesario en la dieta humana.
“Los animales, incluidos los peces, podemos biosintetizar estos ácidos a partir de los denominados ácidos grasos esenciales (linoléico y alfa-linolénico), los cuales debemos tomar en la dieta. Sin embargo, el origen de los PUFAs en los peces está principalmente en su dieta natural y/o en los piensos utilizados en acuicultura, más que en la biosíntesis propia. De ahí que la sustitución de los aceites de pescado (ricos en PUFAs) por aceites vegetales (ricos en aceites esenciales) conlleve el riesgo de que los animales no puedan adaptarse a esta nueva fórmula. Resulta, pues, imprescindible determinar hasta qué punto se ven afectados los peces de cultivos por esta sustitución y si es posible potenciar esta vía biosintética muy poco utilizada en peces marinos”, explica detenidamente Carlos Pendón, coordinador del proyecto y profesor del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la UCA.
La clave del sabor: las grasas
“Los piensos utilizados en acuicultura se formulan buscando que sean lo más parecido posible a las dietas naturales, intentando así cubrir las necesidades nutricionales de los peces. La composición de los mismos y sobre todo el contenido y el tipo de grasas, determinan en gran medida el sabor y textura de los pescados destinados al consumo. Esta es una consideración a tener en cuenta al reemplazar en la alimentación de los peces el aceite de pescado por aceites vegetales. Debemos intentar que tanto el crecimiento y la salud del animal no se vean afectados, así como tampoco su calidad, los beneficios para la salud, el gusto y otras cualidades preferentes para los consumidores y las empresas del sector acuícola”, matiza el responsable de este proyecto de investigación.
Además, el equipo de investigadores gaditano se propone diseñar un chip de ADN para comparar y evaluar fácilmente el estado metabólico de los lípidos en peces obtenidos de su entorno natural y ejemplares cultivados. Este sistema de análisis permitirá estudiar los cambios de expresión de estos genes de forma simultánea en los dos grupos, analizando además la influencia hormonal y nutricional sobre la síntesis de PUFAs y si es posible potenciar su capacidad de biosintetizarlos. Por otro lado, realizarán análisis similares utilizando cultivos primarios de hepatocitos (célula presente en el hígado) de dorada, lenguado y lubina y distintas hormonas implicadas en el metabolismo lipídico, como son la hormona de crecimiento, la somatolactina (exclusiva de los peces) y la prolactina.
Junta de Andalucía