Y ello a pesar de que el inicio del otoño había sido relativamente húmedo en amplias zonas del país, en particular en la mitad Sur de la Vertiente Atlántica.
Si se considera la distribución en el tiempo de las precipitaciones a lo largo de estos últimos cinco meses, cabe destacar que, a lo largo del primer mes del pasado otoño astronómico (desde el 20 de septiembre hasta el 20 de octubre), se habían acumulado precipitaciones de cierta importancia en especial en todo el cuadrante Sudoeste peninsular, en donde las precipitaciones recogidas a fecha 20 de octubre, desde el inicio del año hidrometeorológico, superaban el doble de los valores medios normales a dicha fecha.
A finales de octubre la situación cambia de forma drástica y se inicia un período, que se extiende hasta finales de diciembre, en el que predominan las situaciones de tipo anticiclónico, que se alternan con marcadas invasiones de aire frío, muy espectaculares por las bajas temperaturas que se alcanzan, sobre todo en zonas del interior de la mitad Norte, y por las precipitaciones en forma de nieve que se registran ocasionalmente y que tuvieron una incidencia especial en Cataluña, mediado el mes de diciembre, pero poco efectivas en cuanto a la acumulación de precipitaciones de importancia. De esta forma, en el conjunto de los meses de noviembre y diciembre el volumen de precipitación totalizado a nivel nacional apenas supera el 50% del valor medio normal para dicho período, de modo que sólo se alcanzan o superan los valores normales en zonas del Este peninsular, Sur de Andalucía y ambos archipiélagos.
Este cambio de tendencia que se produce a finales de octubre tuvo una importante repercusión en los embalses, dado que las precipitaciones de octubre habían servido para incrementar el contenido de humedad de los suelos hasta valores próximos a la saturación en muchas zonas, pero no aún para generar escorrentías de importancia, que sí se hubieran producido de haber continuado el régimen de precipitaciones abundantes. Por ello las aportaciones de los ríos, sobre todo los de las cuencas del Norte y grandes cuencas atlánticas, han sido hasta ahora muy inferiores a las habituales para este período.
Por lo que respecta a lo que llevamos de mes de enero, se han totalizado en estos primeros 27 días del mes unas precipitaciones medias que son algo superiores a las que se habían registrado en los meses de noviembre o de diciembre, si bien son aún inferiores a los valores medios normales de este mes, por lo que no han servido para compensar el fuerte déficit de lluvias que se ha ido generando en amplias zonas de España en los últimos meses.
Si se considera la distribución geográfica de las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de septiembre hasta la fecha, se aprecia que tan sólo se totalizan valores superiores a los normales en la mayor parte del territorio de las comunidades de Valencia y Murcia, así como en amplias zonas de Andalucía, en áreas aisladas de Castilla-La Mancha y en la mayor parte de las zonas de los archipiélagos balear y canario. En cambio, el déficit pluviométrico es bastante acusado en toda la mitad Norte, con amplias zonas de la vertiente cantábrica, zona pirenaica y Norte de Castilla y León en las que las precipitaciones acumuladas en este período oscilan entre el 40% y el 50% de los valores normales.
Como consecuencia de este déficit de lluvias, los índices de humedad del suelo a finales de enero registran en general valores intermedios, entre el 40% y el 70% de la capacidad máxima de saturación, cuando lo normal en estas fechas sería que en buena parte del territorio estuvieran los suelos saturados o próximos a la saturación.
INM-Ministerio de Medio Ambiente