FAO: 24 países comprometidos a expandir sus programas de Seguridad Alimentaria

Los expertos conforman el Cuadro Supervisor del PESA que asesora al Director General de la FAO en materia de seguridad alimentaria. Se reúne periódicamente para estudiar la marcha de este Programa, cuya finalidad es incrementar la seguridad alimentaria de algunas de las comunidades más pobres del mundo, incrementando con rapidez la producción de alimentos y el acceso de la población a los alimentos, y reduciendo la vulnerabilidad a episodios del clima como la sequía y las inundaciones.

En la reunión de este año el grupo señaló los resultados obtenidos en los últimos 10 años. El PESA actualmente se ejecuta en más de 100 países. A través del programa de Cooperación Sur-Sur asociado al PESA los países se benefician de la experiencia y de la colaboración de expertos de otros países en desarrollo más avanzados. Este programa de cooperación está en marcha en 28 países, con más de 1 000 expertos y técnicos participando en actividades de campo.

Nuevo rumbo

El grupo manifestó su apoyo al creciente compromiso político y económico de muchos países en los últimos dos o tres años, traducido en la ampliación de las actividades del PESA y en el haber avanzado desde la puesta en práctica de proyectos piloto a la ejecución de programas nacionales de seguridad alimentaria, que se ocupan a la vez de la producción de alimentos y del acceso a los mismos.

Cerca de 24 países están incrementando las actividades de sus programas PESA, y se espera que se sumen otros 18 países, una vez resueltas las limitaciones de financiación y de formulación de políticas necesarias para la ampliación del programa.

«Muchos países estaban estancados en la modalidad piloto», explica Andrew MacMillan, Director de Operaciones de Campo de la FAO, en la presentación que hizo ante el grupo de expertos. «Los proyectos piloto promueven el pensamiento en pequeña escala, pero los problemas de estos países son enormes. No pueden permitirse proyectos de ‘boutique’.»

El Cuadro Supervisor recomendó establecer una estrategia similar de ampliación de las actividades del programa en los restantes 60 o 70 países, donde haya signos claros de voluntad política y de acción. También recomendó que el programa se elabore a escala nacional en los países que están pidiendo asistencia para formular y ejecutar el PESA, en vez de pasar primero por la etapa piloto, por considerarse que en estos años se ha obtenido suficiente experiencia en diversos países.

Necesidad de un doble enfoque

Los participantes destacaron la importancia de aplicar un doble enfoque, que combine las actividades destinadas a mejorar en forma sostenible los medios de subsistencia de las personas pobres, comprendidos los pequeños campesinos, con la formación de redes de protección.

El Dr. Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz, considerado padre de la revolución verde, afirmó en su discurso ante el cuadro de expertos: «Debería promoverse la ejecución de programas con actividades de alimentación escolar en las instituciones de enseñanza primaria y programas de desarrollo rural con actividades de alimentos por trabajo, para atender a los sectores de la población que padecen de inseguridad alimentaria crónica, como las viudas y los huérfanos del SIDA, los ancianos y los niños malnutridos, además de estimular el mercado interno para la producción agrícola del país.»

MacMillan concordó en que la aplicación simultánea de este doble enfoque para incrementar la seguridad alimentaria, especialmente en las mismas comunidades, permite que ambos elementos se refuercen entre sí. Señaló además que todo incremento de la seguridad alimentaria, en especial del consumo de energía alimentaria, también propicia un crecimiento económico más rápido y la reducción de la pobreza. De esta manera, las medidas encaminadas a reducir el hambre desempeñan una función decisiva en el cumplimiento de diversos Objetivos de Desarrollo del Milenio, en especial los relacionados con la reducción de la pobreza, la salud y la educación.

«El desafío estriba en cómo hacer para que este doble enfoque destinado a reducir el hambre se traduzca en programas más grandes pero accesibles, que puedan aplicar los países de ingresos muy bajos donde la inseguridad alimentaria es muy frecuente, los mercados son limitados, las instituciones en general son débiles y los recursos fiscales -internos o proporcionados por los donantes- son terriblemente escasos», añadió MacMillan.

Los retos del crecimiento sostenible en África

En respuesta a la presentación del Dr. Borlaug sobre la realización de un crecimiento agrícola sostenible en Africa, el grupo de expertos decidió que es necesario restablecer los recursos naturales básicos y recomendó que las intervenciones adopten una perspectiva integrada de la gestión de los recursos naturales, que incluya:

una mejor comprensión de los complejos suelos africanos, mucho más antiguos que los de otras partes del mundo, en particular los de algunas regiones de Asia donde la revolución verde ha tenido tanto éxito;

reducir la diferencia en el consumo de fertilizantes, que en los países africanos sigue siendo muy bajo en comparación con otros países agrícolas;

promover la agricultura de conservación, el cultivo de legumbres que fijan el nitrógeno, producir cultivos que proporcionan una capa de abono verde y dar eficacia a la utilización del agua destinada al riego.

Se acordó realizar mayor investigación de suelos, en especial para enriquecer los suelos africanos, y se determinó que la FAO debe tener una importante participación en esta actividad.

Los miembros del grupo de expertos también destacaron la necesidad de mejorar las carreteras y los ferrocarriles, a fin de llevar los fertilizantes a las zonas agrícolas y transportar los productos de las mismas a los mercados.

«La base de toda promoción del desarrollo agrícola y rural exige un sustancial incremento de la inversión en infraestructuras, tales como carreteras, electricidad y agua», señaló Borlaug. «Si la infraestructura de Africa no se mejora, la agricultura tiene pocas posibilidades de convertirse en el motor del crecimiento económico que puede y debe llegar a ser, ni tampoco podrán cumplirse los Objetivos de Desarrollo del Milenio», agregó.

Se necesita más audacia

Según MacMillan, el retraso en la eliminación del hambre desde 1996, respecto al compromiso expresado por los gobiernos representados en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de reducir a la mitad el número de personas subnutridas para el año 2015, indica que las disposiciones aplicadas son erróneas o que las intervenciones simplemente son demasiado pequeñas.

«Que algunos países hayan logrado reducir rápidamente el hambre revela que sigue siendo posible alcanzar el objetivo de la Cumbre», añadió. «Se necesita más audacia y pasar de los debates interminables sobre cómo erradicar el hambre a una acción mucho más directa con las personas que la sufren, aplicando medidas que se sabe que tendrán efecto.»

Norman Borlaug estuvo de acuerdo con esta perspectiva y su discurso concluyó señalando tres elementos necesarios para eliminar el hambre: «acción, acción, acción.»

FAO

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