19 de septiembre de 2005, Roma
Expertos de todo el mundo se han puesto de acuerdo por primera vez sobre el modelo de desarrollo de una agricultura sostenible que pueda reducir el hambre y la pobreza y mejorar la protección del medio ambiente en los países en desarrollo.
Los mayores expertos mundiales en agricultura, economía y medio ambiente han pedido a los gobiernos a «dar prioridad a inversiones públicas en áreas rurales destinadas a carreteras, tecnología de la información e infraestructura rural, así como en investigación, formación profesional y educación», según un documento publicado hoy en el sitio en internet de la FAO.
El Acuerdo de Beijing sobre el futuro de la agricultura mundial y las zonas rurales pide a los gobiernos que reconozcan el papel clave de la agricultura y las comunidades rurales en el crecimiento económico general y el desarrollo sostenible. Al vivir la mayoría de los pobres y hambrientos en áreas rurales, se aboga por mayores inversiones en agricultura y desarrollo rural, consideradas
«absolutamente cruciales para mejorar sus vidas y sus medios de subsistencia».
La urbanización margina a los pequeños campesinos
El Acuerdo advierte que la globalización y la proliferación de supermercados pueden desligar el consumo de alimentos de la producción local, creando el riesgo de excluir a los pequeños campesinos de la cadena de suministro de alimentos a las áreas urbanas.
«La urbanización está creando una rápida transformación en los hábitos alimenticios en términos de cantidad, calidad y diversidad de productos», reza el documento, por lo que se piden esfuerzos a nivel público y privado para «eliminar los obstáculos que impiden a los pequeños campesinos acceder con sus productos al mercado agroalimentario», privándoles de oportunidades de crecimiento económico.
El Acuerdo subraya la necesidad urgente de dar prioridad a la investigación agrícola, solicitando una «revolución verde, que armonice la reducción de costes con la conservación de los recursos y la mejora de la producción».
Sobre el medio ambiente, el Acuerdo pide a las comunidades rurales que se conviertan en los principales guardianes de los ecosistemas locales. «La conservación y la gestión sostenible de los ecosistemas son la mejor garantía para que puedan mantener funciones como la biodiversidad, secuestro de carbono, polinización y la purificación del agua». Se debería desarrollar una estrategia que permita a los pobres beneficiarse de la «venta» de estos servicios medioambientales.
Mayor desarrollo de la bioenergía
El Acuerdo pide con urgencia nuevos avances científicos para convertir la biomasa en combustible comercial, evitando así la ecuación «combustible para los ricos y comida para los pobres». «El aumento de los precios de la energía ha hecho crecer el potencial de los productos y residuos agrícolas como fuente de bioenergía, por lo que debería ser explotado».
También se recuerda el contenido de la Agenda del Desarrollo de Doha, al subrayar las necesidades de seguridad alimentaria y desarrollo rural de los países con menos ingresos. Por ello urge para que se permita a los países pobres cierta flexibilidad para afrontar los repentinos y significativos aumentos de sus importaciones.
Mayor atención para la agricultura en Africa
Al admitir los graves problemas de Africa subsahariana, el Acuerdo de Beijing exhorta a los países africanos a desarrollar una sólida base de conocimientos agrícolas para poder garantizar la seguridad alimentaria a la población. «En la mayor parte de Africa, la agricultura deberá ser el motor del crecimiento económico. La experiencia de India, Brasil y China demuestran que lleva tiempo construir un sólido capital humano e instituciones científicas eficaces».
Las áreas rurales y grupos de población marginales que dependen de la agricultura para su subsistencia, no han recibido una parte equitativa de los fondos públicos. Las mejoras en la productividad agrícola y un mayor acceso a los mercados son esenciales si se quiere mejorar las condiciones de vida de estos grupos.
El documento traza una estrategia basada en dos frentes: inversiones para crear oportunidades de generación de ingresos y redes de protección social para promover un futuro mejor para los grupos marginales.
Agricultura y calentamiento global
Para finalizar, el Acuerdo reconoce que las prácticas agrícolas contribuyen al calentamiento global y que éste afecta de forma adversa a la productividad agrícola en la mayoría de los países en desarrollo. Por ello solicita que se potencien las prácticas agrícolas que reduzcan el impacto del sector en el cambio climático.
El Acuerdo de Beijing para el futuro de la agricultura mundial y las áreas rurales fue lanzado en una reunión de los máximos expertos en agricultura, medio ambiente y economía que tuvo lugar en Beijing los días 9 y 10 de septiembre de 2005.
FAO