FAO, Cancún: ‘Comercio más libre, pero más justo, para garantizar la seguridad alimentaria’

La FAO pidió ayer a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que elimine las barreras que se oponen a un comercio internacional justo y equitativo, señalando que para garantizar la seguridad alimentaria de los países en desarrollo es vital abrir espacios comerciales para todos.

En una declaración preparada para la V Conferencia Ministerial de la OMC, la FAO instó a los países industrializados a «recortar considerablemente las subvenciones a la exportación», a bajar las tarifas arancelarias y a reducir las subvenciones que favorecen el mercado interno en detrimento de la competición internacional, con el fin de potenciar la importación de productos agrícolas procedentes de los países en desarrollo.

La FAO en su discurso lanzó 12 recomendaciones, entre las que destacan:

recortes en la progresividad arancelaria;
medidas efectivas que permitan identificar los efectos negativos derivados de las nuevas regulaciones comerciales sobre los países menos desarrollados y sobre los países dependientes de importaciones de productos básicos;
simplificación de las reglas que rigen el comercio internacional, y
apoyo efectivo a los países en desarrollo para promover su competitividad comercial
» El comercio de alimentos y productos agrícola es vital para la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza y para el crecimiento», señaló Hartwig de Haen, Subdirector General de la FAO para el Departamento Económico y Social, recordando que las importaciones de alimentos contribuyen a la oferta de bienes de primera necesidad en muchos de los países más pobres del mundo, mientras que las exportaciones agrícolas representan una fuente decisiva de ingresos en las zonas rurales y de divisas.

La FAO estima que alrededor de 840 millones de personas – de las cuales 800 millones en los países en desarrollo – pasan hambre en el mundo de hoy. Más del 70 por ciento de los seres humanos más pobres y subnutridos vive en zonas rurales.

La agricultura representa la fuente principal de ingresos para unos 2.500 millones de personas que viven en los países en desarrollo.

«Si el comercio debe ser motor de crecimiento económico y de mitigación de la pobreza, tanto los países del Norte como los del Sur necesitan ampliar su base productiva, fundándose en principios competitivos justos», agregó de Haen. «Las ventajas comparativas pueden garantizar a todos una cuota equitativa de los ingresos de un mundo en crecimiento».

Libre pero justo

Según el principio de la ventaja comparativa, un país consigue obtener beneficios del comercio cuando se especializa en determinadas áreas de producción o de procesado en las que es comparativamente mejor.

Sin embargo, advirtió la FAO, este principio no está funcionando debido a los numerosos obstáculos en vigor que se vuelven con demasiada frecuencia contra los intereses de los países más pobres.

«Los mercados para los productos y alimentos básicos de las zonas templadas continúan distorsionados debido a las subvenciones gubernamentales y al proteccionismo, sobre todo en los países ricos.

Se continúa subsidiando la exportación de productos de las naciones desarrolladas», recordó de Haen.

Las distorsiones del mercado provocadas por las subvenciones, los aranceles y las barreras técnicas al comercio desincentivan la productividad de los agricultores de los países en desarrollo.

Los campesinos pobres no pueden competir en los mercados internacionales cuando las puertas de los países ricos están cerradas a cal y canto para sus productos, mientras la producción agrícola procedente de los países ricos, subvencionada, se vende a precio de costo o incluso más barata en sus propios mercados.

La pesca también sufre con los subsidios

La FAO señaló también que debido a los subsidios que muchos países ofrecen a la pesca los recursos marinos están sufriendo una presión demasiado fuerte.

Un acuerdo sobre la reducción o eliminación de los subsidios que estimulan las capturas sería beneficioso para conseguir una pesca sostenible a nivel mundial.

Una reducción sobre los aranceles que afectan al pescado y a los productos pesqueros de los países en desarrollo favorecería las exportaciones de estos últimos, en especial de los productos pesqueros manufacturados, en la actualidad prácticamente paralizados por la progresividad arancelaria.

La cuota global de exportaciones agrícolas de los países menos adelantados y de los países en desarrollo dependientes de importaciones de productos alimentarios ha disminuido, mientras que ha aumentado su porcentaje en lo que se refiere a la importación global de productos alimentarios.

Este hecho hace que sea cada vez más difícil para algunos de estos países sufragar sus importaciones de alimentos, según la FAO.

La FAO advirtió también de que si no mejora la competitividad de los productos agrícolas de muchos países pobres, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, mediante un comercio más justo y mayor inversión, muchos de estos países – dependientes en primer lugar de la agricultura para su desarrollo – pasarán a depender cada vez más de las ayudas al desarrollo, contraerán enormes deudas y se enfrentarán con graves carestías y escasez de alimentos.

«Existe un enorme potencial agrícola todavía sin explotar en los países en desarrollo para responder al doble reto del hambre y la pobreza. Para que este potencial emerja es necesario redoblar los esfuerzos de cooperación Norte-Sur de modo que los recursos disponibles se empleen con eficacia», concluyó de Haen.

FAO

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