FAO: Casos recientes del ‘mal de las vacas locas’ son incidentes aislados

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Así se manifestó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), así como tampoco el caso único de EEB que se confirmó recientemente en una cabra en Francia.

«Los tres casos que hubo en Canadá y el que se presentó en los Estados Unidos en un animal importado, son incidentes aislados», informó Andrew Speedy, experto de la FAO en producción animal.

Estos casos se detectaron gracias a los procedimientos de análisis de laboratorio que están aplicándose. En 2004, en los Estados Unidos se hicieron análisis a más de 176 000 animales de los 95 millones de cabezas de ganado del país. Y en Canadá se aplicaron estas pruebas a más de 21 000 animales de los 14,5 millones de la población pecuaria del país. En ambos países está en vigor la prohibición de alimentar a los rumiantes con proteínas obtenidas de rumiantes.

Entre 2001 y 2002 hubo un número considerable de casos de EEB en los países de Europa occidental, pero la enfermedad está disminuyendo en esta región. También se han presentado algunos casos en Europa oriental, Israel y el Japón.

La FAO señaló la necesidad de adoptar un enfoque científico constante en los países libres de esta enfermedad. Entre las medidas de lucha contra la misma están la identificación de los animales mediante etiquetas en las orejas o sistemas electrónicos, elaboración de registros nacionales y documentación de los desplazamientos, aplicación obligatoria de análisis cuando se sospeche que algún animal pudiera tener la enfermedad, y campañas de sensibilización general, en especial entre los productores y los veterinarios. Podría ser necesario dar incentivos para fomentar la detección de posibles casos de presencia de la EEB.

«Sigue sin conocerse plenamente la EEB ni la forma de detectarla y combatirla», explicó Speedy. La EEB sólo puede reconocerse en los animales adultos. Los animales a los que debe analizarse son las vacas que mueren y el ganado postrado.

«No tiene sentido hacer análisis a todos los animales en los mataderos, porque casi todos son demasiado jóvenes para detectar en ellos la enfermedad. Hay que recordar que existen diversos síntomas y que el ganado enfermo no necesariamente muestra síntomas de agitación», señaló Speedy.

La FAO está colaborando con expertos suizos para impartir capacitación general y al personal veterinario de otros países, en Asia, Europa oriental, América Latina y el Cercano Oriente, en métodos de diagnóstico, vigilancia y prevención.

«Suiza tuvo el primer caso de EEB en 1990, y en 1995 llegó a tener 68 casos. En 2004 sólo hubo tres casos, lo que demuestra la eficacia del sistema aplicado en ese país», comentó Speedy.

Suiza tiene un sistema infalible para la identificación y registro del ganado, un programa de análisis científico, aplica medidas de prevención en la industria de productos pecuarios derivados y de piensos animales, y un apoyo total a todo lo largo de la cadena alimentaria.

La EEB es una enfermedad mortal del ganado adulto, que se caracteriza por la degeneración del sistema nervioso central. Se cree que el agente que la produce es una forma anormal de proteína llamada «prión».

La EEB se diagnosticó por primera vez en el ganado en el Reino Unido, en 1986. Se piensa que la transmisión de la EEB se da por ingestión oral de piensos que contengan carne infectada de EEB y harina de hueso.

La cabra a la que se diagnosticó EEB en Francia fue el primer animal destinado a la producción de alimentos, aparte de los bovinos, que haya contraído naturalmente esta enfermedad.

Se creía que las ovejas y las cabras sólo eran susceptibles de sufrir de «tembladera», que es una enfermedad diferente que la EEB y se considera que no se contagia a las personas. Pero la FAO hace hincapié en que se trata de un ejemplo entre millones, y que esa cabra nació antes de que Europa impusiera la prohibición total de alimentar al ganado con harina de huesos, en enero de 2001.

Los científicos piensan que la EEB produce en los seres humanos una variedad de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, a través del consumo de productos de bovino elaborados a partir de animales infectados. La variedad particular de esta enfermedad en las personas ha causado 148 muertes en los últimos 10 años, casi todas en el Reino Unido. El caso reciente que hubo en Japón fue de una persona que había estado en el Reino Unido.

Las medidas esenciales para combatir la EEB incluyen la exclusión de materiales que podrían ser infecciosos (materiales de riesgo específico) de las cadenas alimentaria y de los piensos, y mejores prácticas en la industria cárnica y de los piensos. «No basta con prohibir la carne y las harinas de hueso de los rumiantes», afirma Speedy.

«En los molinos donde se elaboran los piensos puede haber contaminación entre los productos, así como durante el transporte y en la granja. En Suiza se demostró que es necesario prohibir por completo la utilización de harinas de hueso para impedir la transmisión de materiales infecciosos».

Además, es imprescindible mantener por completo separadas la producción de carne de cerdo y aves de corral en los molinos donde se elaboran productos para piensos. La FAO insta a los países a aplicar las mismas medidas de seguridad.

La investigación está avanzando en el conocimiento de este morbo y su epidemiología, pero la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob sigue siendo rara en los seres humanos y la EEB está disminuyendo en la población pecuaria.

FAO

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