FAO: demasiados barcos para pocos peces

Las naciones podrían sacar más pescado de los océanos si permitiesen que las poblaciones de peces sometidas a explotación excesiva se restableciesen, si redujeran los descartes y ordenasen mejor los recursos pesqueros, ha afirmado hoy en Reikiavik (Islandia) el Director General de la FAO, Jacques Diouf . Diouf ha inaugurado la «Conferencia de Reikiavik sobre pesca responsable en el ecosistema marítimo» organizada conjuntamente por el gobierno de Islandia y la FAO y co-patrocinada por el gobierno de Noruega. Participan en la reunión más de 400 delegados procedentes de 70 países. «Los grandes océanos son perecederos. Aparte del hecho de que todos los recursos están en la actualidad completamente explotados, el acceso a esos recursos permanece abierto a demasiadas pesquerías en todo el mundo. Por lo tanto nos encontramos con demasiados barcos para muy pocos peces», dijo Diouf. «La causa ha sido un exceso de inversión en la pesca que ha llevado a su explotación en demasía. A esto hay que añadir las mejoras de la tecnología, al alcance incluso de cualquier pequeño operador del sector; el ser humano no da a los peces del mar muchas oportunidades de escapar del anzuelo ni le deja tiempo para crecer y reproducirse». «La tarea más urgente es examinar cómo ordenar la pesca con un enfoque que garantice el uso sostenible de los alimentos del océano para el beneficio de las generaciones presentes y futuras, sin perjudicar la capacidad de los ecosistemas para sostener la vida humana», agregó. Los objetivos de la Conferencia de Reikiavik son: agrupar y analizar los mejores conocimientos disponibles sobre materias de ecosistemas marítimos, identificar los medios para incluir los presupuestos del ecosistema en la ordenación de la pesca de captura e individuar retos y estrategias relevantes para el futuro. Se prevé que la Declaración final de la Conferencia se presente este año a la Conferencia de la FAO, que se celebra en Noviembre, y a la 10ª sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo (CNUMAD-10) Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que tendrá lugar en septiembre del año 2002. Entre los participantes se encuentran artífices de políticas y responsables de ordenación de pesca y océanos pertenecientes a instituciones nacionales e internacionales, científicos y representantes de la industria, de organizaciones no gubernamentales y de otras partes interesadas. Según la FAO, alrededor del 50 por ciento de los recursos de pesca marítima de todo el mundo están completamente explotados, el 25 por ciento está sometido a explotación excesiva y alrededor del restante 25 por ciento podría resistir porcentajes de explotación más elevados. A pesar de la alerta, la tendencia hacia el aumento de la pesca excesiva, observada a principios de 1970, todavía no se ha invertido. La producción mundial de pescado ha pasado de los 19 millones de toneladas en 1950 a los casi 130 millones de toneladas en 2000, de las que forman parte 36 millones de toneladas procedentes de acuicultura. La mayor parte de la pesca de captura (calculada en unos 85 millones de toneladas) procede de los océanos. Las capturas incidentales y los desperdicios se calculan aproximadamente en 20 millones de toneladas cada año. Los retos más importantes con los que se enfrenta la pesca hoy son: explotación excesiva de los recursos marítimos, exceso de capacidad pesquera, impacto de la pesca en el ambiente, pesca ilegal, no reglamentada y no declarada, escasa selección de descartes, el estado ambiental de la zona costera, comercio de pescado y etiquetado con indicaciones ecológicas. «Apesar de algunos éxitos aparentes, los responsables de la pesca no han conseguido mantener las poblaciones de peces al máximo nivel de productividad», ha afirmado Serge Garcia, Director del Departamento de Recursos de Pesca de la FAO, en un documento presentado en la reunión. » Se reconoce por lo general que la razón fundamental del fracaso es el acceso libre y abierto a los recursos y la ausencia de derechos de pesca específicos». «Las capturas totales de pescado del Atlántico nordoccidental y del Atlántico sudoriental se han estabilizado después de haber alcanzado sus máximos niveles hace una o dos décadas», añadió Garcia. «La mayor parte de estos cambios derivan del aumento de la pesca de pequeñas especies pelágicas». En el Atlántico nororiental, el Atlántico centrooccidental, el Pacífico nororiental, el Mediterráneo y el Mar Negro, el Pacífico centrooriental y el Pacífico suroccidental, las capturas anuales se han estabilizado o disminuido ligeramente, habiendo alcanzado su potencial máximo hace algunos años. En el Atlántico suroccidental y el Pacífico suroriental, el total de las capturas anuales disminuyó drásticamente apenas algunos años después de haber alcanzado sus cotas más altas. Estas zonas se han visto gravemente afectadas por el descenso y en algunos casos el fuerte empobrecimiento de importantes poblaciones (calamar de aletas cortas, merluza, anchoveta y jureles). Durante los últimos años, el número de barcos de pesca tendió a disminuir en los países en desarrollo y a aumentar en algunos países desarrollados. Tras años de rápido crecimiento, durante las décadas de los 60 y los 70, la flota total tiende a estabilizarse. Los avances tecnológicos, sin embargo, han aumentado la capacidad de pesca de las embarcaciones individuales. Según la FAO, ha aumentado también presión de las grandes flotas industriales sobre las poblaciones de peces y sobre la pesca en pequeña escala. A pesar de los progresos limitados en algunos sectores, a escala mundial, la degradación marítima ha continuado e incluso se ha intensificado en la mayoría de las zonas, recuerda la FAO. Aparte de la pesca excesiva, los problemas principales son la alteración y la destrucción de las marismas, los mangles y los arrecifes coralinos mediante el terraplenado, la sedimentación, la polución debida a las aguas residuales, las escorrentías de los ríos y la contaminación atmosférica. Al mismo tiempo que las alteraciones aumentan, lo hace también la selección de las especies más resistentes, que no son las más apreciadas en el mercado lo que lleva a una pérdida del valor comercial. Existe el riesgo de que la inocuidad del marisco disminuya a causa de la contaminación provocada por algas tóxicas, por patógenos humanos (cólera y fiebre tifoidea), aguas residuales y substancias químicas nocivas (plaguicidas, antibióticos, fungicidas, dioxinas). «Es necesario dedicar atención con urgencia al entero ecosistema marítimo y no solamente a las poblaciones individuales para defender y utilizar los recursos marítimos», subrayó García. «Los gobiernos deben afrontar con más seriedad los problemas de la pesca y la industria tendría que emplearse más a fondo en la ordenación sostenible del sector. Además, los instrumentos con que ya contamos deben aplicarse para proteger más eficazmente las poblaciones de peces en peligro».

FAO

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