FAO: ‘El desarrollo de la arboricultura urbana ofrece numerosos beneficios’

Las zonas urbanas, donde vive más de la mitad de los pobres del mundo, concentrarán casi todo el crecimiento demográfico de los próximos 25 años, y 9 de cada 10 nacimientos ocurrirán en las ciudades. Según la FAO, las actividades forestales urbanas pueden contribuir a contrarrestar los problemas ambientales, económicos y para la salud que plantean la acelerada urbanización y la pobreza.

La población urbana concede cada vez más importancia a los árboles y la vegetación, y no sólo por su aportación visual al paisaje urbano. En muchas ciudades, cuyas principales avenidas están cubiertas de árboles y flores, la revitalización de los espacios verdes se puede atribuir a las actividades conjuntas de la FAO, las autoridades municipales y las comunidades locales, que se han ocupado de divulgar los beneficios de unas buenas prácticas forestales urbanas.

Contribución indispensable

«Además del valor estético que ofrece la arboricultura urbana, los árboles y otros tipos de vegetación pueden hacer una considerable contribución a la seguridad alimentaria, el bienestar y la salud, además de enriquecer la calidad de la vida al diversificar los ingresos de las familias», explica la experta forestal de la FAO Michelle Gauthier.

Los beneficios económicos son numerosos, de acuerdo a Gauthier: la cubierta arbórea reduce la temperatura del aire, lo que se traduce en ahorro de energía para la población de la ciudad, y los árboles pueden incrementar el valor de la propiedad y proteger las vías públicas y los edificios de los deslaves, las inundaciones y la invasión de arenas.

Los huertos incrementan y garantizan la disponibilidad de alimentos para el hogar; la leña de los bosques locales ayuda a reducir los costos de energía de las familias y la madera puede usarse para fabricar el mobiliario básico de las casas.

La irrigación de los bosques urbanos con aguas de desechos correctamente tratadas puede ayudar a las ciudades a resolver el problema de la eliminación de las aguas residuales: reutilizándolas y ahorrando así en el consumo de agua. Este reciclado y conservación del agua ya escasa ha resultado de especial valor en zonas áridas y semiáridas.

Para muchas personas, nunca se insiste lo suficiente en los beneficios de las actividades forestales urbanas. Según Kamel Mahadin, profesor de Arquitectura del paisaje en la Universidad de Jordania, en Amman, debería haber una regla básica única que gobierne nuestra concepción de la silvicultura urbana: «Plantar todos los árboles que sea posible.»

Urbanización y silvicultura urbana

El éxodo masivo desde las zonas rurales hacia las urbanas y periurbanas es una tendencia mundial, y la pobreza en las ciudades y en su entorno se ha convertido en motivo de gran preocupación. Las condiciones de vida en constante deterioro de los pobres de las ciudades plantean serios problemas de salud, crean condiciones desfavorables para la inversión económica y también provocan un grave daño al medio ambiente.

La FAO considera que iniciativas de silvicultura urbana pueden ayudar a mitigar algunos de los efectos negativos de la urbanización acelerada y la pobreza, y hace hincapié en que esas iniciativas no tienen que ser complicadas, aunque el ámbito urbano sea complejo y no incluya tradicionalmente consideraciones forestales en su planificación y desarrollo.

Los árboles en zonas muy pobladas se enfrentan a numerosas dificultades: su crecimiento y supervivencia sufren la amenaza de la limitación de espacio, calidad mediocre del suelo, falta de agua y de nutrientes, entre otros.

En muchos proyectos actuales de arboricultura urbana, todavía se utiliza poco los servicios de técnicos forestales profesionales y especialistas en uso de la tierra.

«Los expertos forestales locales desempeñan un papel clave en determinar que tipo de árbol sobrevivirá mejor en determinadas condiciones, teniendo en cuenta el entorno restrictivo que ofrecen las zonas urbanas congestionadas y contaminadas −explica Michelle Gauthier, de la FAO−. Pueden ofrecer soluciones técnicas a problemas de la vitalidad de los árboles en las zonas urbanas, pero también necesitan recibir capacitación en planificación y plantación de árboles en un entorno urbano.»

También es necesaria la participación de las comunidades locales, las autoridades municipales y los inversores públicos y privados

El profesor Thomas B. Randrup, del Centro Danés para el Bosque, el Paisaje y la Planificación, que trabaja con la FAO en cuestiones de silvicultura urbana desde hace varios años, afirma: «No basta plantar el árbol, también hay que asegurarse de que sobreviva y de que haya conciencia pública de las necesidades de los árboles». Además, hace énfasis en la necesidad de establecer redes eficientes entre investigadores y profesionales para compartir conocimientos e intereses.

«Esto enriquecería sin duda el diálogo con los gobiernos, los municipios, los institutos de investigación, las ONG y el sector privado, en la búsqueda de soluciones viables para reducir la pobreza y mejorar los medios de subsistencia», señala Gauthier

FAO

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