De ahora en adelante el Convenio será legalmente vinculante para los países firmantes.
Según afirmó Klaus Töpfer, Director ejecutivo del Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) «este Convenio permitirá a los países en desarrollo evitar muchos de los errores mortales acaecidos en las décadas pasadas cuando las personas eran menos conscientes de los peligros de los productos químicos tóxicos».
«De ahora en adelante todos los países podrán beneficiarse de las oportunidades que ofrecen los plaguicidas y los productos químicos asegurándose, al mismo tiempo, que su uso es compatible con la protección del medio ambiente», añadió.
Reducir los riesgos
«En muchos países en desarrollo no existen las condiciones para el uso seguro de plaguicidas altamente tóxicos y su empleo incorrecto ha causado continuos daños a la salud de los agricultores y el envenenamiento del medio ambiente» añadió Jacques Diouf, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
«La FAO reconoce que para conseguir dar respuesta a la demanda creciente de producción de alimentos, seguirá siendo necesario el uso de los plaguicidas. El Convenio de Rotterdam es un instrumento fundamental para reducir los riesgos asociados al uso de plaguicidas».
«El Convenio ayudará a los países a evitar el uso de plaguicidas que constituyen una amenaza para la salud y el medio ambiente, y la de los plaguicidas altamente tóxicos que no pueden ser manejados con seguridad por los pequeños agricultores de los países en desarrollo. El tratado promueve la agricultura sostenible en un medio ambiente más seguro, contribuyendo de ese modo al aumento de la producción agrícola y la lucha contra el hambre, las enfermedades y la pobreza», subrayó Diouf.
Uso más seguro de las sustancias químicas
El Convenio de Rotterdam, con el apoyo de FAO y PNUMA, permite a los países importadores decidir cuáles son los productos químicos potencialmente peligrosos que quieren recibir y excluir aquellos que no pueden gestionar con seguridad.
En el caso de comercio autorizado, las normas de etiquetado e información sobre los efectos potenciales en la salud y el medio ambiente fomentarán un empleo más seguro de los productos químicos.
El Convenio se puso en marcha con carácter voluntario en septiembre de 1998 como Procedimiento provisional de Consentimiento Fundamentado Previo.
El Convenio comprende en un principio 27 substancias químicas, pero ya hay otros quince plaguicidas señalados para ser incluidos en la lista durante la primera reunión que celebre la Conferencia de las Partes del Convenio (CdP) a finales de 2004, en Ginebra.
La lista incluye una amplia gama de plaguicidas altamente tóxicos que se venden en el mercado internacional, tales como el paratión y el monocrotofos, así como cinco formas de amianto, como el amianto crisotile, que supone más del 90 por ciento del amianto actualmente en circulación.
La experiencia adquirida en la evaluación de estos productos químicos facilitará que se añadan otras sustancias en el futuro.
70.000 productos químicos en el mercado
En la actualidad hay más de 70 000 productos químicos disponibles en el mercado y cada año se introducen 1 500 nuevos. Estas cifras plantean un grave reto para muchos gobiernos a la hora de controlar y manejar estas substancias potencialmente peligrosas.
Muchas substancias que están prohibidas o severamente limitadas en los países industrializados se siguen comercializando y empleando en las naciones en desarrollo.
El Convenio cubre los siguientes 22 plaguicidas peligrosos:
2,4,5-T, aldrín, captafol, clordano, clordimerform, clorobencilato, DDT, 1,2-dibromoetano (EDB), dieldrín dinoseb, fluoroacetamida, HCH, heptacloro, hexaclorobenceno, lindano, compuestos de mercurio, pentaclorofenolo, además de algunas fórmulas de metamidofos, metilo-paratión, monocrotophos, paratión y fosfamidón.
En septiembre de 1998 se incluyeron en el procedimiento transitorio del ICP seis plaguicidas adicionales: binopacril, toxafeno, óxido de etileno, cloruro de etileno, monocrotofos y DNDC, una fórmula de plagacida altamente tóxico: un preparado en polvo que contiene una combinación de benomyl (igual o superior a 7 por ciento), carbofuran (igual o superior a 10 por ciento) y thiram (igual o superior a 15 por ciento).
y cinco substancias químicas de origen industrial:
crocidolite, bifenilos polibromatados (PBB), bifenilos policlorinados, (PCB), terfenilos policlorinados (PCT) y trisfosfato (2,3 dibromopropilo).
Desde septiembre de 1998 también forman parte del procedimiento transitorio del ICP cuatro substancias químicas de origen industrial adicionales: cuatro tipos de amianto como la amosita, antofilita, actinolita y tremolita.
FAO