FAO: Hacen falta 2.000 millones para los campesinos de Afganistán

Ayudar a los campesinos y refugiados a reanudar la producción alimentaria y a volver a sus tierras. Este será el desafío crucial en los próximos meses en el Afganistán destrozado por la guerra, afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación(FAO) al lanzar un llamamiento para conseguir 10 millones de dólares necesarios para facilitar ayuda de emergencia inmediata y distribuir semillas, fertilizantes, piensos y vacunas para los animales. El llamamiento forma parte de un contexto más amplio de iniciativas de las Naciones Unidas para concienciar a la comunidad internacional de la necesidad de prestar ayuda a Afganistán.

Afganistán se enfrenta a una grave crisis alimentaria como consecuencia de una gran sequía, a lo que hay que añadir la intensificación de los problemas económicos y la crisis actual, subraya la FAO.

"Prestar ayuda a los campesinos y a la economía rural es esencial para combatir el hambre y la pobreza en Afganistán, dice Anne M. Bauer, Responsable del Programa de Emergencia de la FAO en Afganistán. "Alrededor del 85 por ciento de los 22 millones de personas que constituyen la población afgana dependen directamente de la agricultura. Desde los sucesos del 11 de septiembre, los suministros comerciales de alimentos y la ayuda humanitaria han sido desbaratados. La mayor parte de los campesinos luchan por la supervivencia en condiciones de pobreza extrema. La demanda de insumos agrícolas básicos es enorme con el inicio de la temporada invernal".

"Debemos hacer todo lo posible para conseguir que la próxima estación de siembra sea un éxito", dice Anne M. Bauer. "Tan pronto como tengamos fondos disponibles, la FAO puede poner en marcha casi inmediatamente un buen número de actividades. El reto será sostener al sector ganadero a lo largo del invierno y reforzar la siembra de primavera, que en algunas regiones ya comienza en enero".

La siembra de trigo de otoño, que representa el 80 por ciento de la producción total de cereales del país, se ha visto sometida a la dura prueba de la sequía y de las acciones militares. "Sin piensos ni vacunas, el ganado no podrá sobrevivir a la temporada invernal debido a la escasez de alimentos y a las enfermedades", advierte Bauer. El peligro es particularmente grave para las ovejas que darán a luz al final del invierno.

Los sistemas de riego del país están completamente destruidos, mientras los servicios agrícolas casi no existen. Miles de hectáreas de terreno agrícola de primera calidad están inhabilitadas para la producción debido, sobre todo, a la falta de riego y a los millones de minas de tierra. Los árboles frutales y los bosques, que hace tiempo eran fuente de divisas, han desaparecido casi por completo.

Para reanudar los proyectos ya financiados y comenzar nuevas actividades de emergencia, la FAO reabrirá en breve sus oficinas en Kabul y en otras provincias. Muchos de los edificios han sido destruidos o saqueados en los últimos meses y se han robado muchos equipos necesarios. La FAO participará en la misión de las Naciones Unidas en Kabul en los próximos días para preparar el regreso del personal de la FAO desde Islamabad a Afganistán.

Una de las actividades inmediatas de la FAO será la distribución de 1.500 toneladas de semillas de trigo que los campesinos del Norte de Afganistán, en especial los de las zonas más distantes, sembrarán en primavera. La FAO calcula que la producción de trigo de secano en las provincias del norte es inferior en un 90 por ciento a la de 1998. La falta de disponibilidad de semillas de calidad en las zonas de secano y de riego es uno de los mayores obstáculos para la producción de trigo en Afganistán, dice la FAO.

Siempre que se obtengan fondos, se entregarán semillas y fertilizantes a 100.000 familias campesinas afectadas por la sequía y la guerra para la inminente temporada de siembra de primavera. Estos proyectos se centrarán también en la gestión de los recursos hídricos y de regadío.

Además, la FAO dará hortalizas de primavera a 100.000 refugiados y prófugos internos para hacer más llevadero su regreso y reintegración en los pueblos y aldeas en las zonas rurales.

Durante varios años la FAO, el Programa Mundial de Alimentos(PMA) y las organizaciones no gubernamentales han colaborado con éxito en un programa de alimentos a cambio de semillas en Afganistán, mediante el cual campesinos contratados multiplicaron variedades de semillas enriquecidas a cambio de harina. La FAO y el PMA han acordado ya proseguir con este programa.

Por otra parte, la FAO distribuirá también 1.800 toneladas de piensos animales mientras se lleva a cabo un programa de vacunas del ganado en el Norte de Afganistán. Mediante este proyecto se suministrarán piensos a 18.000 cabezas de ganado. Esto redundará en beneficio de más de 50.000 familias campesinas. Con la vacunación de animales se espera proteger a más del 70 por ciento del ganado en las áreas establecidas.

Los servicios sanitarios animales más necesarios, entre ellos las vacunas, solían correr a cargo de más de 220 unidades de campo veterinarias de la FAO, de las que formaban parte 650 veterinarios nacionales y trabajadores de la salud animal. La FAO junto con las organizaciones no gubernamentales y otros grupos proyecta la reapertura y extensión de esta importante red sanitaria.

La FAO comenzará también la distribución de emergencia de piensos animales, y pondrá en marcha una campaña de sanidad animal en otras partes del país, para ayudar a más de 100.000 propietarios de ganado, en su mayor parte nómadas, afectados por la guerra y la sequía. Se creará una red de talleres de maquinaria agrícola para arreglar los aperos y la maquinaria agrícola.

Tan pronto como las condiciones de seguridad lo permitan, la FAO reimplantará sus oficinas regionales en Afganistán y su oficina principal en Kabul.

Se establecerán también una unidad de vigilancia de seguridad alimentaria y un sistema de alerta para individuar y evaluar de forma más adecuada las intervenciones internacionales de seguridad alimentaria en la zona.

Los Países Bajos, los Estados Unidos y Noruega ya han garantizado fondos para financiar estas actividades.

FAO

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