El arroz es el cultivo básico más importante del mundo, suministra a la mitad de la población mundial el 80 por ciento de su alimentación. Gracias a las variedades de alto rendimiento y a los sistemas agrícolas mejorados de la revolución verde, la producción de arroz creció aceleradamente en los decenios de 1970 y 1980, y satisfizo con facilidad la demanda de la población, pero en los años noventa comenzó a rezagarse la producción. Para tratar esta situación y encontrar formas de alimentar a una población en crecimiento, la FAO celebró en fecha reciente una consulta mundial de expertos sobre el déficit del rendimiento del arroz y la disminución de la productividad de este cultivo. «Es necesario incrementar la producción actual de arroz de casi 600 millones a cerca de 800 millones de toneladas anuales para el año 2025, para mantener el paso del crecimiento demográfico -explica Nguu Nguyen, Oficial Agrónomo del Servicio de Cultivos y Pastos de la FAO-. Y con el fin de asegurar un crecimiento sostenible será necesario lograrlo con menos tierras, mano de obra, agua y plaguicidas». Los expertos comenzaron a advertir inicialmente la disminución de la productividad del arroz en Tailandia y la India, después confirmada durante prolongadas pruebas realizadas en las Filipinas. Aunque nadie puede definir con exactitud el motivo de esa disminución, es probable que se deba a un conjunto de factores, explica Nguyen. La agricultura intensiva puede dañar la composición de los suelos. El riego, que fomenta un alto rendimiento, también puede aumentar la salinidad de los suelos. En algunos lugares la escasez de tierras y agua impide mejorar la productividad. Y conforme las variedades especialmente producidas alcanzan su límite de producción, sencillamente no queda mucho margen para seguir mejorando.
FAO