FAO: Los Estados deben garantizar que nadie muera de hambre

La subnutrición y la inanición no deberían considerarse menos graves que las violaciones flagrantes de otros derechos humanos, según un discurso del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf. "El Estado tiene el deber en última instancia de garantizar que nadie muera de hambre. La comunidad internacional debe ayudar a aquellos estados que no tengan los medios de asegurar el acceso mínimo a los alimentos de todos sus habitantes mediante medidas complementarias".

El discurso de Diouf fue leído por Hartwig de Haen, Subdirector General de la FAO, Departamento Económico y Social, en el Seminario Jacques Maritain sobre el derecho a la alimentación. En sus observaciones, se señala que "la Cumbre Mundial sobre la Alimentación no reafirmó solamente el derecho a la alimentación adecuada sino que, además, reconoció explícitamente el ligamen crucial entre seguridad alimentaria y democracia, y derechos civiles y políticos como parte del entorno necesario para el pleno disfrute del derecho a la alimentación. Se sabe perfectamente que en presencia del hambre, la capacidad de ejercer otros derechos humanos se ve gravemente obstaculizada".

El mensaje de la FAO añadía: "Sabemos que hay riqueza suficiente en el mundo – agregó – para garantizar un nivel mínimo de vida para todos y que debemos dedicar nuestro esfuerzo conjunto al derecho de los más pobres a una vida libre y digna, en la que la alimentación adecuada es fundamental".

Refiriéndose a los numerosos conflictos armados en todo el mundo, la FAO afirmó que "la inanición deliberada a la que se somete a la población civil y el uso de los alimentos como técnica de guerra están prohibidos por la Convención de Ginebra y constituyen una violación flagrante del derecho a la alimentación, como lo son el impedir la asistencia humanitaria y la ausencia de ayuda a las personas que pasan por dramáticas necesidades. Pero la ausencia de respuesta a la silenciosa subnutrición de millones de niños y adultos en tiempo de paz debería considerarse también como una violación del derecho a la alimentación".

En su discurso, la FAO subraya: "Hay que condenar con mucha más firmeza el escándalo del hambre, no sólo desde un punto de vista moral, sino también porque es una violación de los derechos humanos a gran escala". La FAO pidió a las asociaciones y organizaciones implicadas en la ayuda humanitaria y el desarrollo que "afronten con urgencia y se empeñen en reparar las violaciones del derecho a la alimentación".

FAO

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